Tura Satana, la actriz más salvaje de los años sesenta que exigía sexo una vez al día durante los rodajes

La neumática belleza de la protagonista de 'Faster, Pussycat! Kill! Kill!' cuenta con admiradores como Tarantino.
Tura Satana
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Cinemanía
Tura Satana

“Aquí no se folla”. Fue la primera regla que Russ Meyer implantó en el rodaje de su película Faster, Pussycat! Kill! Kill! Pero Tura Satana protestó airadamente: “Si no hago el amor una vez al día, me pondré de mal humor y no actuaré bien”. 

Meyer se ofreció él mismo a calmar el furor uterino de la actriz, pero ella prefirió a un ayudante de cámara. 

Para colmo, Tura impuso a puñetazos planos de su invención, frases lapidarias y un escote kilométrico. El resultado fue poco menos que el Ciudadano Kane de la sexploitation.

Tura Satana en 'Faster, Pussycat! Kill! Kill!'
Tura Satana en 'Faster, Pussycat! Kill! Kill!'
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De padre filipino-japonés y madre anglo-cheyenne, nació Tura Luna Pascual Yamaguchi (Hokkaido, 1938), una criatura de llamativos rasgos orientales que aterrizó en EE UU en plena fobia antinipona. En el colegio, tuvo que defenderse a palos del acoso de sus compañeras y con 10 años fue violada por cinco hombres blancos. 

Como consecuencia, Tara aprendió kárate y formó una banda de moteras: “Éramos un poco delincuentes, pero sobre todo intentábamos que a ninguna otra chica le pasara lo que a mí”. A los 13 años, en un vano intento de domarla, sus padres la casaron con un tal John Satana, de quien tomó su diabólico apellido. 

Pero a los pocos meses se divorció y se largó a Los Ángeles, donde compró un carnet de identidad falso para poder trabajar en strip clubs. En uno de ellos conoció a Elvis Presley, con quien vivió un tórrido romance que se rompió cuando él le pidió matrimonio; ella dijo “no”, pero se quedó con el anillo. Poco después, consiguió un papelito de prostituta en Irma la dulce (Billy Wilder, 1963) y alternó con Dean Martin en Consejos a medianoche.

Icono de la sexploitation

Pero su gran oportunidad llegaría con Faster, Pussycat! Kill! Kill! (1965), donde encarna a Varla, implacable karateka que lidera un trío de gogós sobre ruedas. Convertida en estrella de serie B, Tura rodó las cintas de culto The Astro-Zombies (1968) –considerada una de las peores películas de todos los tiempos– y The Doll Squad (1973) –precedente barato de Los Ángeles de Charlie– a las órdenes de Ted V. Mikels, excéntrico cineasta que vivía en un castillo con un harén de ocho mujeres.

Harta de “las exigencias sexuales de los directores”, nuestra actriz abandonó el cine, se instaló en Reno (Nevada) y consagró sus enormes pechos a amamantar a sus hijas. Feliz en su papel de persona normal, se puso a trabajar de enfermera y ya apenas se volvió a asomar a la gran pantalla. Murió de un infarto a los 72 años.

Hoy, Tura Satana es un auténtico icono pop. Uno de sus mayores fans es Quentin Tarantino, que se inspiró en ella para crear a las heroínas de Kill Bill y Death Proof. Pero nadie ha conseguido jamás emular el salvaje carisma de Tura/Varla: bella y bestia como un guante de seda forjado en hierro.

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