Electricidad en el ser humano

Publicado el 22 de abril de 2011 en Historias de la ciencia por omalaled
Tiempo aproximado de lectura: 7 minutos y 41 segundos
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Los efectos de la electricidad sobre el ser humano han tenido siempre una incesante fascinación se utilizaban en las fiestas para diversión de los asistentes. Un juego consistía conectar una corona del rey a una botella de Leyden y todo el que intentaba cogerla cerraba el circuito de manera que recibía una fuerte descarga. Pero la historia de la electricidad aplicada sobre el ser humano está salpicada de anécdotas.

La botella de Leyden fue inventada por el físico holandés Pieter van Musschenbroek en la Universidad de Leyden, en 1746. No era más que un recipiente de cristal con sus superficies interior y exterior cubiertas por sendas láminas de estaño. Tenía la capacidad de almacenar grandes cantidades de electricidad. De ahí que quien osara coger la corona del rey recibía como recompensa una buena comprobación de sentir en sus propias carnes la electricidad.

Otro pasatiempo de la época era poner una apuesta doncella conectada a uno de los polos de una de dichas botellas y el otro se anclaba al cuerpo del galán que pretendía besarla. Y cuando lo hacía, saltaban chispas. De amor o electricidad, lo dejo a elección de cada cual.

Y otra de las costumbres muy practicadas en las fiestas consistía en ponerse un montón de personas cogidas de las manos. Cuando las dos personas de los extremos tocaban respectivamente la superficie exterior de la botella y una varilla conectada a la superficie del interior, una corriente eléctrica recorría la línea y les hacía saltar a todos.

Hasta el rey Luis XV de Francia probó el experimento con una línea de 180 de sus cortesanos, con resultados satisfactorios (desde el punto de vista del rey, claro), y se hizo un experimento similar con una línea de frailes cartujos que medía más de kilómetro y medio de longitud.

Este inocente juego llevó al francés Joseph-Aignan Sigaud de Lafond a hacer un descubrimiento que hoy todos conocemos pero que en aquel entonces no se tenía idea alguna. En su versión dicho experimento, la primera persona de la cadena tocaba el interior de la botella y la última acercaba el dedo a la superficie externa, haciendo saltar una chispa que provocaba que todos saltaran cuando la corriente eléctrica recorría la cadena. En una ocasión, sin embargo, sólo saltaron las seis personas más próximas a la que hacía saltar la chispa. La sexta, un joven de delicadas facciones, no había transmitido la corriente a su vecino.

Rápidamente se difundió por París el rumor de que aquel joven era incapaz de transmitir la corriente porque no estaba dotado de “todo lo que constituye el carácter definitivo del hombre”. Pero posteriormente, Sigaud repitió el instrumento con tres castrati en la cadena. Los tres saltaron, pero no bastó para acallar el rumor. Como los hombres somos especialistas en encontrar razones, los propagadores de aquellos rumores dijeron que tenía que haber una diferencia de poder conductor entre “los hombres que han sido mutilados por el Arte y los hombres con los que la Naturaleza se ha mostrado cruel”.

Sigaud realizó otros muchos experimentos de cadena sin observar una repetición del efecto. Parecía que aquel joven estaba destinado a pasarlo mal el resto de su vida hasta que, milagrosamente, el efecto se repitió cuando estaba experimentando con una cadena de 16 personas. Las primeras saltaron, pero una de ellas no transmitió la corriente.

Nuestro hombre tuvo la perspicacia de no mirar los testículos del desdichado, sino sus pies, y observó que el hombre estaba pisando suelo mojado. Llegó a la brillante conclusión de que el suelo mojado era mejor conductor de la electricidad que el cuerpo humano, y que la corriente pasaba al suelo en lugar de seguir por la cadena. La reputación del joven quedó salvada y se preparó el terreno para la invención de la toma de tierra. Y ese es el objetivo que tienen las conexiones a tierra: proporcionar un camino alternativo más fácil para una corriente eléctrica y que pase por allí en lugar de por nuestro cuerpo.

En una ocasión, un estudiante resentido de la Universidad de Cambridge conectó una bobina de Tesla (que genera unos 40.000 voltios) al urinario de cobre que solía utilizar el profesor causante del descontento. Como el suelo del servicio estaba húmedo. su cuerpo (y el chorro de líquido que lo acompañaba) formaba un excelente camino conductor desde el urinario hasta el suelo. Según un informe posterior, el profesor no solo mojó los azulejos de encima del urinario, sino que además regó una ventana situada a unos dos metros de altura.

La electroterapia para la restauración del movimiento en los músculos paralizados no es que haya sido muy impresionante. No obstante, hay una historia bastante llamativa. En 1733 un cerrajero suizo llamado Nogues sufrió un golpe en la cadera que lo dejó casi completamente paralizado del lado derecho. Catorce años después fue atendido por el profesor Jean Jallabert, que había estado haciendo experimentos con la botella de Leyden. Con la ayuda de Daniel Guiot, el principal cirujano de Ginebra, calentó el brazo del paciente y le administró descargas durante una hora.

Al cabo de un mes, el paciente podía levantar un vaso lleno de agua y al cabo de tres meses, con la ayuda de un programa de ejercicios, había recuperado por completo el uso del brazo.

Desgraciadamente, estos tratamientos han sido casi siempre terreno de los charlatanes, y los curanderos modernos lo utilizan mucho. Aun así, como todos sabemos, estas gentes no se meten en terrenos donde, si la lían, lo hacen de verdad. Se trata de una electroterapia que se utiliza mucho, pero que los curanderos no: en el corazón. Aquí no se atreven a meter electricidad. No obstante, en la medicina sí se utilizan desfibriladores para paradas cardíacas.

La primera vez que se utilizó la electricidad para restaurar el movimiento de un corazón fue hace ya más de dos siglos y quien lo hizo fue un científico llamado Giovanni Aldini, quien era sobrino del fisiólogo y anatomista Luigi Galvani: el mismo que 20 años atrás se había hecho famoso por conseguir que se moviera la pata seccionada de una rana aplicándole electricidad. El efecto había sido bautizado como galvanismo. Tras la muerte de Galvani, en 1789, Aldini recorrió el mundo con espectáculos que demostraban el efecto del galvanismo sobre toda clase de cosas: desde una cabeza de buey hasta un cuerpo humano.

El show de Aldini en Londres fue uno de los más espectaculares. Aplicó un par de electrodos al cadáver de un asesino convicto al que se había bajado del patíbulo una hora antes. Las piernas se agitaron, se le abrió un ojo y se alzó en el aire su puño cerrado, en tono amenazador. El público quedó asombrado, pues parecía que estaba volviendo a la vida. Una señora, incluso, se desmayó.

Otras demostraciones posteriores que imitaban a Aldini fueron aún más impresionantes. En una de ellas, en Glasgow, el público salió corriendo, asustado, cuando la aplicación de la corriente eléctrica hizo que el dedo índice de un cadáver se estirara y pareciera señalarlos uno a uno.

Estos espectáculos fueron una de las inspiraciones de una mujer que pensó que, ya que se podía hacer mover un miembro de un cadáver, tal vez, podría reanimarse un hombre muerto y devolverle la vida. La mujer se llamaba Mary Shelley y escribió un libro que a, buen seguro, os sonará: Frankenstein.

Una cosa que sabemos es que, si el corazón se para, lo siguiente es la muerte. A menos que se pueda volver a poner en marcha con mucha rapidez. La primera persona en demostrar que era posible hacerlo con métodos eléctricos fue Aldini. En público, asfixió un perro hasta causarle una parada cardiaca y después lo reanimó con descargas de una pila voltaica en el tórax.

Hubo que esperar quince años para que el médico americano Richard Reece publicara una guía médica familiar que incluía una maravillosa descripción de La silla de animación del doctor De Sanctis donde se podía resucitar a un paciente con un equipo que incluía un fuelle con un tubo laríngeo para inflar los pulmones, un globo caliente para crear vapores para inhalar y una pila voltaica con un tubo de plata (que partía de un electrodo) que se metía por el esófago, mientras con un cable conectado al otro electrodo se “tocaban sucesivamente diferentes partes de la superficie externa del cuerpo, en particular por las zonas del corazón, del diafragma y el estómago, mientras se inflaban los pulmones”.

Entre esto y el marcapasos externo hay sólo un paso. Albert Hyman lo inventó en 1932 y tenía una tasa de éxito del 30% cuando se empleaba durante la cirugía. Incluso esta tasa de éxitos fue considerada por algunos como una afrenta al Altísimo. Hyman llegó a recibir cartas insultantes e incluso pleitos de personas que consideraban sus inventos de resucitación como una interferencia sacrílega con la Divina Providencia. Seríe interesante saber quién fue al cielo, si Hyman o los religiosos que le amenazaban (antes que Hyman, parece ser que lo hizo Mark Lidwell; más en Amazings)

Aunque el peligro no eran los religiosos, sino las compañías eléctricas. Allá por los años 1950, el cirujano C. Walton Lillehei, de la Universidad de Minesota, empezó a insertar hilos de acero inoxidable en el corazón de un paciente antes de cerrar el pecho en una operación de corazón, utilizando los enchufes de la red como fuente de electricidad. Un día hubo un apagón y un paciente murió. Ello estimuló los esfuerzos por inventar un marcapasos a pilas que se insertara de forma permanente.

Cada vez fueron más pequeños y eficaces gracias, entre otras cosas, a la invención de la batería, otros componentes miniaturizados y al conocimiento del funcionamiento de la electricidad biológica. Por cierto, los primeros utilizabam plutonio. Muchas vidas han cambiado gracias al marcapasos.

El ingeniero colombiano Jorge Reynolds Pombo diseñó el primer marcapasos implantable que los médicos suecos Rune Elmqvist y Ake Senning utilizaron en 1958. Sin embargo, el instrumento falló a las pocas horas de puesto en marcha. Otro ingeniero, el norteamericano Wilson Greatbatch perfeccionó el invento, probando su prototipo en un perro en el mismo año. En 1960, Henry Hannafield, de 77 años, se convirtió en el primer ser humano en recibir el implante (vía).

Puede que, de momento, no seamos capaces de crear vida, pero sí tenemos muchas más posibilidades de mantenerla en marcha. Es un paso, ¿no?

Fuente:
Len Fisher, ¿Cuanto pesa el alma?



Hay 13 comentarios a 'Electricidad en el ser humano'

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  1. #1.- Enviado por: Luismi

    El día 24 de abril de 2011 a las 23:41

    Fascinado, como siempre

  2. #2.- Enviado por: KC

    El día 25 de abril de 2011 a las 19:15

    Enriquecedora, fascinante y esperada entrega, como siempre.

    Saludos.

  3. #3.- Enviado por: Jbros

    El día 25 de abril de 2011 a las 21:31

    Me ha encantado la entrada! Con tu permiso, voy a linkarla en un artículo antiguo de mi blog en la que hablo sobre la botella de Leyden.

  4. #4.- Enviado por: Jorge

    El día 26 de abril de 2011 a las 02:57

    Excelente artículo, Omalaled. Realmente me ha encantado.

    P.D.: Cada tanto veo comentarios en algunos posts firmados por algún o otro “Jorge”, generalmente con opiones bastante obtusas sobre la ciencia y temas relacionados. ¡¡Solamente quería cerciorarme de que supieras que no soy el mismo Jorge!! :)

  5. #5.- Enviado por: javierzinho

    El día 26 de abril de 2011 a las 03:28

    En cuanto a las aplicaciones digamos “siniestras” de la electricidad en el cuerpo humano hay que mencionar un par de inventos norteamericanos, la silla eléctrica (ya casi en desuso) y el taser (favorito de los policías gringos). Los torturadores usan métodos menos refinados, que no viene al caso describir. Afortunadamente la tecnología eléctrica no existía en la época de la inquisición ¿se imaginan lo que hubiera hecho el Tribunal del Santo Oficio con una toma de 220V?

  6. #6.- Enviado por: Evil Preacher

    El día 24 de mayo de 2011 a las 15:42

    Victor Frankenstein no utiliza la electricidad para dar vida a su criatura, al menos en la novela de Mary Shelley. Se describen muchas tormentas eléctricas en el texto, pero sin relación con la creación o animación del monstruo. También hay una mención (en algunas ediciones, no en todas) al galvanismo; como hay a la alquimia, la magia, etc. dentro de las disciplinas con las que entró en contacto durante su formación: Cuando tenía Victor 15 años es testigo de la caída de un rayo y le explican las teorías eléctricas de la época.

    Tanto ha influido el cine en nuestra imagen del personaje que es muy común este error (también lo comete Bill Bryson en Una breve historia de casi todo). No siempre ver la película nos exime de leer el libro.

  7. #7.- Enviado por: Evil Preacher

    El día 24 de mayo de 2011 a las 16:12

    Releo el párrafo de Fisher y la verdad es que solo dice que esos experimentos «inspiraron» a Mary Shelley. En la novela no se explicita con qué métodos se anima a la criatura, pero eso no quita para que la idea de la animación se le ocurriera a la autora gracias al galvanismo, aunque habría que encontrar algún documento que lo sustentara.

  8. #8.- Enviado por: omalaled

    El día 29 de mayo de 2011 a las 14:59

    KC: muchas gracias.
    Jbros: muchas gracias también.
    Jorge: no te preocupes. Parece mentira lo rápidamente que se ve la intención de un comentario. Sé distinguirlos perfectamente :-)
    javierzinho: al Tribunal del Santo Oficio no le hizo falta la electricidad: tenían muchísima imaginación. Lo curioso es que siga llamándose “Santa” a todos esos crímenes de otros tiempos.
    Evil Preacher: reconozco que no he leído la novela, aunque sí he visto la película. Lo curioso es que el autor del libro que cito en fuentes lo explica de esa manera.

    Salud!

  9. #9.- Enviado por: Evil Preacher

    El día 29 de mayo de 2011 a las 22:28

    Sí, sí, me había dado cuenta de que citabas (releyendo mis mensajes los encuentro algo sabihondos :s )
    Por eso aludo al caso de Bill Bryson: su libro está genial, pero también habla de la electricidad de Franky; está totalmente metido en la imagen del personaje a causa del cine.

  10. #10.- Enviado por: ignacio

    El día 20 de diciembre de 2011 a las 22:04

    en relacion con la propuesta poner molinos para la generacion de electricidad, energias renobables asi como centralesw nucleares

    ruego lean y publiquen las patentes de Clemente Figuera (canarion) entre 1902 y 1906, sin olvidar a Nikolas Tesla

    http://www.alpoma.net/tecob/?p=4005

    el sistema es sencillo, la electricidad se genera por el cambio de polaridad girando un imán fijo o un electroimán este ultimo inducido, dándonos una corriente alterna de determinados siclos.

    solo se induce corriente alterna en el inducido, produciendose el cambio de polaridad deseado sin movimiento del rotor, generandose la corriente deseada, (esto se consigue con hierro dulce simplemente)
    la corriente inducida es muy pequeña en proporcion a la que obtenemos.
    no se opone a la ley de conservacion de la energia…. que la energia suministrada tiene que ser mayor que la obtenida. . . (ya que la energia obtenida proviene de la dinamo que es la tierra)
    si no se lo creen hagan el esperimento con una pila de 1,5 voltios en cualquier alternador, se puede usar un transistor para que haga de oscilador (cambio de polaridad) y luego cogiendo un parte infima de corriente de la producida, (una resistencia) funciona continuamente

    dadle la mayor publicidad posible, gracias

  11. #11.- Enviado por: Iván

    El día 2 de julio de 2014 a las 20:44

    Entré por casualidad a esta página y me pareció muy interesante el artículo. Gracias por compartirlo. Siempre se aprende cada día.

  12. #12.- Enviado por: edison

    El día 24 de marzo de 2015 a las 07:04

    Muy interesante lo que han publicado, tenia un poco la idea que despues de muerto un ser humano se podia inducir electricidad para reanimarlo, pero no sabia como ni la forma de como surgio todo esto.
    Excelente.

  13. #13.- Enviado por: pablo tendero

    El día 13 de diciembre de 2017 a las 18:29

    ¿Cuándo se publica Frankenstein y por qué lo escribió Mary Shelley?
    -Se publicó el 1 de enero de 1818 y Mary Shelley lo escribió porque se habían estado haciendo shows y experimentos sobre que se podía recuperar la movilidad en órganos ya muertos aplicándoles electricidad y entonces a raíz de una apuesta con otros escritores sobre quien crearía la mejor historia de miedo ,pensó que podría ser factible utilizando esos métodos para darle vida a un ser humano completo.

    ¿Cómo funciona un desfibrilador y qué voltaje suministra?
    - Un desfibrilador funciona con descargas de una pila voltaica en el tórax y su voltaje esta designado por Voltaje/Impedancia y los desfibriladores comunes usan de Los desfibriladores comunes usan de 2,000 a 5,000 volteos.

    ¿Y un marcapasos?
    - Un marcapasos cardíaco. Es un pequeño dispositivo operado con pilas. Percibe cuándo el corazón está latiendo irregularmente o en forma muy lenta. Éste envía una señal al corazón, la cual lo hace latir al ritmo correcto

    Comenta brevemente qué te ha parecido la lectura
    Me ha parecido muy entretenida ya que además de aportar información importante también desvela falsos mitos y cuenta historias de interés que no sabía antes de leer este texto.

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