El abecé de los castillos japoneses: infraestructura de defensa

Historia

Los castillos japoneses alcanzaron su mayor esplendor en el periodo Sengoku. La atención suele centrarse en la belleza de los torreones como edificios, pero los castillos se vuelven más interesantes si se conoce las características de su estructura y apariencia, así como su significado estratégico. En este artículo hablaremos de infraestructura de defensa, principalmente de murallas y fosos.

Comenzaremos con una breve explicación sobre el nawabari, o diseño, una parte indispensable para la construcción de los castillos. Tal como se explicó en el artículo anterior, el diseño de las fortalezas dependía del lugar donde se construyeran: montañas o planicies. Por ejemplo, en el caso de castillos de montaña, solo podían ser edificados en zonas llanas tales como crestas o cimas. La superficie de dichas llanuras se medía utilizando cuerdas extendidas y posteriormente se diseñaban los alcances y las dimensiones del castillo. Este proceso se conocía como nawabari.

Con el nawabari como base se construían las obras de tierra, fosos, murallas, así como las entradas de los castillos. En otras palabras, el nawabari representaba el diseño general de estas fortalezas. Samuráis tales como Katō Kiyomasa, Kuroda Yoshitaka (Kanbee) o Tōdo Takatora eran algunos de los famosos maestros del nawabari, conocidos por sus castillos inexpugnables.

Kuruwa

Kuruwa es como se denominaba a las secciones que se hacían con base en el nawabari. Además de los honmaru, ninomaru y sanmaru, recintos centrales del castillo, se construían kuruwa de diversos tamaños para robustecer la capacidad defensiva de la fortaleza.

Existían varios tipos de kuruwa. Por ejemplo, en la circunferencia exterior de los castillos se construían obi kuruwa alargados y en las pendientes de los castillos de montaña se hacían koshi kuruwa escalonados. Se contaba con varios para impedir la entrada del enemigo al recinto principal honmaru. Además, también existían kuruwa en los que se almacenaban víveres para las tropas, y otros que funcionaban como caballerizas.

Plano del castillo de Odawara (prefectura de Kanagawa) en Shōhō shiro ezu (Planos de los castillos de Shōhō), 1644. (1) Recinto principal honmaru, (2) Recinto ninomaru, del (3) al (9) son kuruwa. Colección de los Archivos Nacionales de Japón.
Plano del castillo de Odawara (prefectura de Kanagawa) en Shōhō shiro ezu (Planos de los castillos de Shōhō), 1644. (1) Recinto principal honmaru, (2) Recinto ninomaru, del (3) al (9) son kuruwa. Colección de los Archivos Nacionales de Japón.

Fosos y obras de tierra

Los fosos que rodeaban los kuruwa eran estructuras vitales para los castillos. De estos también existía una gran variedad. Los tatebori, o fosos verticales, se excavaban de abajo hacia arriba de las laderas de las montañas y tenían el objetivo de impedir que el enemigo se moviera de forma horizontal. Cuando se construían varios de estos alineados se conocían como unejō tatebori, fosos verticales acanalados.

También existían fosos que se asemejaban a los morteros yagen para hierbas y semillas medicinales. Estos tenían una sección transversal con una leve forma de “V” o los fosos con dos orillas precipitosas, llamados hakobori (fosos caja), de forma cóncava. También los fosos kenukibori (fosos pinza), que eran hakobori con una base en forma de “U” o los fosos shōji, que hacen referencia a un conjunto de fosos parecidos a los marcos de las puertas corredizas shōji.

Ruinas del foso vertical del castillo de Sasanomaru (prefectura de Hyōgo). (PIXTA)
Ruinas del foso vertical del castillo de Sasanomaru (prefectura de Hyōgo). (PIXTA)

El castillo de Yamanaka (prefectura de Shizuoka) es famoso por sus fosos shōji. Esta fortaleza pertenecía al clan Hōjō. (PIXTA)
El castillo de Yamanaka (prefectura de Shizuoka) es famoso por sus fosos shōji. Esta fortaleza pertenecía al clan Hōjō. (PIXTA)

La tierra que se acumulaba de la excavación de fosos se utilizaba para hacer obras. Cuando los enemigos caían en los fosos, eran atacados desde arriba de las obras de tierra. Normalmente, estas se construían con una inclinación de 45 grados, pero algunas llegaban a tener hasta 60, lo que las hacía más parecidos a un despeñadero.

Una obra de tierra que sobrevive en el recinto san no maru del castillo de Hirosaki (prefectura de Aomori). (PIXTA)
Una obra de tierra que sobrevive en el recinto san no maru del castillo de Hirosaki (prefectura de Aomori). (PIXTA)

Murallas

Cuando se habla de infraestructura de defensa de los castillos, normalmente se piensa en las murallas. Sin embargo, su uso generalizado data de finales del periodo Sengoku (de los Estados Guerreros), cuando Oda Nobunaga o Toyotomi Hideyoshi comenzaron a construirlas y se popularizaron en todo el país. En los años más álgidos del periodo Sengoku la forma de protección más común eran las obras de tierra.

Sin embargo, sería erróneo pensar que en un principio existían los terraplenes y que paulatinamente se convirtieron en murallas. En muchos casos, los castillos del periodo Sengoku se construían a prisa, por lo que se utilizaban los materiales disponibles en el momento, en este caso, la tierra. Pero al mismo tiempo, existían murallas en algunas partes.

A partir de Nobunaga, cada vez más castillos se construían de forma planificada. También mejoraron las técnicas de mampostería, gracias a lo cual fue aumentando paulatinamente la construcción de murallas.

El trabajo a las piedras y la forma de apilarlas también cambió con el tiempo. En el estilo nozurazumi se utilizaban las piedras tal como se encontraban, y como su tamaño no era uniforme, permitían un buen drenaje.

Una muralla estilo nozurazumi en el castillo de Hamamatsu. (PIXTA)
Una muralla estilo nozurazumi en el castillo de Hamamatsu. (PIXTA)

Posteriormente surgió el estilo uchikomihagi. En este, los extremos de las piedras se cortaban. Cuando se apilan, quedan muy pocas resquicios entre ellas y se consigue una pendiente muy pronunciada. Tras la batalla de Sekigahara, en el año 1600, el uso de este tipo de murallas se propagó.

La gran muralla del castillo de Iga Ueno ha sido denominada una obra maestra del estilo uchikomihagi. (PIXTA)
La gran muralla del castillo de Iga Ueno ha sido denominada una obra maestra del estilo uchikomihagi. (PIXTA)

En el estilo kirikomihagi las piedras se cortan en forma cuadrada antes de colocarlas. Esto reduce todavía más los intersticios por lo que se tenía que construir un drenaje independiente.

La muralla de estilo kirikomihagi de la puerta Kamibairin en el recinto principal honmaru del castillo de Edo. (PIXTA)
La muralla de estilo kirikomihagi de la puerta Kamibairin en el recinto principal honmaru del castillo de Edo. (PIXTA)

Cabe destacar que las denominaciones de estos tres estilos de mampostería aparecieron por primera vez en documentos que datan de mediados del periodo Edo (1603-1868). Es decir que no existían a finales del periodo Sengoku.

Koguchi

Se denominaba koguchi a la entrada de los castillos. Las entradas eran consideradas un punto peligroso porque permitían un fácil acceso para los enemigos. Originalmente se les denominaba koguchi (小口, entrada pequeña) ya que cuanto más pequeña fuera la entrada, mejor. Sin embargo, a las zonas de alto peligro se las llamaba kokō (虎口fauces de tigre), y paulatinamente se comenzó a utilizar la grafía de kokō para hacer referencia a las koguchi.

Las entradas koguchi eran en realidad una trampa. Los enemigos ingresaban con fuerza por estas puertas. Sin embargo, si el camino era curvado, tenían que reducir la velocidad, lo que ocasionaba atascos. Estos instantes se aprovechaban para lanzar disparos o flechas desde las atalayas o los huecos de los muros. Las entradas koguchi curvas se denominaban kuichigai koguchi.

La kuichigai koguchi del castillo de Hachiōji (Tokio). Se puede observar cómo las curvas continúan hasta el pabellón principal (en la parte centro superior), además de que está a cuesta arriba. (PIXTA)
La kuichigai koguchi del castillo de Hachiōji (Tokio). Se puede observar cómo las curvas continúan hasta el pabellón principal (en la parte centro superior), además de que está a cuesta arriba. (PIXTA)

La entrada masugata koguchi del castillo de Imabari (prefectura de Ehime). En este espacio cuadrangular se encerraba al enemigo. (PIXTA)
La entrada masugata koguchi del castillo de Imabari (prefectura de Ehime). En este espacio cuadrangular se encerraba al enemigo. (PIXTA)

Las koguchi evolucionaron y surgieron las masugata koguchi, entradas que conducían al enemigo hasta un espacio abierto cuadrangular. Este estilo de koguchi tenía dos paredes y uno de los flancos era una puerta que conectaba con el interior. Obviamente, el enemigo se acercaba a la puerta y esta, al ser estrecha, ocasionaba un atasco y la oportunidad perfecta para atacarlo.

Puertas y atalayas

Las puertas construidas en las entradas koguchi eran de vital importancia.

Las puertas de los castillos japoneses se conocen como yagura-mon. En la parte superior contaban con atalayas desde las cuales, normalmente, se atacaba al enemigo. Los yagura-mon eran un gran elemento de defensa, por lo que era común que se utilizaran para las entradas principales del castillo o los recintos honmaru.

La puerta yagura-mon del recinto san no maru es parte de lo que sobrevive del castillo  de Saeki, en la prefectura de Ōita. (PIXTA)
La puerta yagura-mon del recinto san no maru es parte de lo que sobrevive del castillo de Saeki, en la prefectura de Ōita. (PIXTA)

La atalaya tamon yagura (izquierda) del castillo de Fukuoka cuenta con dos niveles y una construcción nagaya de 54 m conectada al mismo. (PIXTA)
La atalaya tamon yagura (izquierda) del castillo de Fukuoka cuenta con dos niveles y una construcción nagaya de 54 m conectada al mismo. (PIXTA)

Si la parte superior de la puerta contaba con una atalaya horizontal y alargada era denominada tamon yagura. Matsunaga Hisahide, guerrero del periodo Sengoku, construyó el castillo de Tamon (ciudad de Nara), que fue primer lugar donde se utilizó este estilo de edificación. Por esa razón lleva su nombre. Una de sus cualidades era que en su interior podían permanecer muchos soldados estacionados. No obstante, cuanto más extensas fueran las atalayas más peso significaban para la construcción, por lo que gradualmente se comenzaron a edificar sobre murallas y se transformaron en una infraestructura de defensa independiente de las puertas.

(Traducido al español del original en japonés. Fotografía del encabezado: la muralla Niyō del castillo de Kumamoto. La parte delantera data de la época de Katō Kiyomasa y, la que se observa al fondo, de los tiempos del clan Hosokawa. En ese entonces se desarrolló un estilo de mampostería llamado sangizumi que permitía construir pendientes extremadamente pronunciadas. PIXTA)

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