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No es huelga general, pero se le parece: cómo Reino Unido ha llegado a su límite económico
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El invierno del descontento continúa

No es huelga general, pero se le parece: cómo Reino Unido ha llegado a su límite económico

Las protestas profundizan la imagen de decadencia en que está inmerso el país, con una economía más que debilitada y un Partido Conservador en el Gobierno agotado

Foto: Manifestantes protestan contra el Gobierno británico. (EFE/Andy Rain)
Manifestantes protestan contra el Gobierno británico. (EFE/Andy Rain)

Cerca de cinco millones de alumnos se quedarán este miércoles sin clase por la mayor huelga de profesores convocada en Reino Unido en la última década. A los paros masivos —que afectarán a alrededor de 23.000 colegios— se suman los funcionarios de departamentos gubernamentales, puertos, aeropuertos y centros de exámenes de conducir, así como el personal de 150 universidades y conductores de trenes. En total, hasta medio millón de trabajadores.

No es una huelga general como la de 1926. Las normativas que comenzaron a implantarse con Margaret Thatcher lo hacen prácticamente imposible. Pero desde luego que las "acciones coordinadas" por los sindicatos profundizan la imagen de decadencia en que está inmerso el país, con una economía más que debilitada y un Partido Conservador en el Gobierno que, tras más de 12 años en el poder, muestra claros signos de agotamiento.

El panorama general es sombrío para toda Europa. Pero en el Reino Unido todo se exacerba por el gran problema de productividad que se viene arrastrando desde hace años, una década de recortes y las consecuencias de un Brexit que sigue negociándose con Bruselas y ha intensificado la falta de mano de obra.

Foto: Unos soldados británicos pasan al lado de unos tanques polacos durante un ejercicio de defensa. (EFE/Olivier Hoslet)

Según las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional, el Reino Unido será el único país del G-7 que verá contraer su economía este año. Va en línea con las estimaciones del Banco de Inglaterra, que ya vaticinó que el Reino Unido será el único país industrializado cuya economía, para 2025, aún no habrá recuperado los niveles previos a la pandemia. No solo se trata de las peores tasas de crecimiento del G-7 o G-20, sino de cualquier parte del mundo desarrollado.

El premier Rishi Sunak está decidido a instaurar una nueva era para recuperar la confianza del electorado y poder superar una inflación que ronda las cuotas más altas de los últimos 40 años. La política es caprichosa y nadie puede garantizar con total certeza qué pasará en las próximas elecciones generales, previstas para el próximo año. Sunak podría replicar la hazaña de John Major de 1992 cuando, contra todo pronóstico, consiguió una victoria para unos conservadores que parecían tenerlo todo perdido con sus interminables guerras civiles. Aunque, según los sondeos, se espera más bien el escenario de 1997, cuando Major quedó derrotado ante la aplastante mayoría del nuevo laborismo.

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La mayoría de los maestros de escuelas públicas en Inglaterra y Gales recibieron un aumento salarial del 5% en 2022. Pero está muy alejado de la inflación (10,5% en diciembre). Y hay que tener en cuenta que los salarios de los docentes cayeron en promedio un 11% en términos reales entre 2010 y 2022, según el Instituto de Estudios Fiscales.

"Nuestros salarios ya son de por sí más bajos que otras profesiones", asegura Anna, maestra en un colegio del norte de Londres. "Y la carga de trabajo es cada vez mayor, por lo que hace tiempo que para muchos esto ya no compensa. Y cubrir las plazas en los colegios es superdifícil. También la suplencia de día a día. Encontrar a alguien en una agencia es complicado y cuando los encuentras no están cualificados, con lo cual, más trabajo para los profesores", matiza a este diario.

Foto: Un manifestante en una protesta contra la inflación en Reino Unido, en noviembre de 2022. Andy Rain / EFE

Las huelgas de este miércoles son una continuación de las protestas que vienen protagonizando en los últimos meses los trabajadores del sector ferroviario y los de correos, conductores de ambulancias, paramédicos e incluso enfermeros que, por primera vez en la historia, han salido a la calle. Los bomberos votaron el lunes para realizar también su primera huelga en dos décadas.

Cada sector tiene sus peculiaridades, pero las demandas son las mismas: mejoras salariales ante una inflación disparada, un problema que afecta también a los ciudadanos que trabajan en el sector público y que está obligando a muchas familias a tener que decidir entre calentarse o poner un plato en la mesa. Uno de cada tres niños en el norte de Inglaterra vive ya en los umbrales de la pobreza.

placeholder Manifestantes protestan ante Downing Street, en Londres, contra el proyecto de ley de huelgas propuesto por el Gobierno. (EFE/Andy Rain)
Manifestantes protestan ante Downing Street, en Londres, contra el proyecto de ley de huelgas propuesto por el Gobierno. (EFE/Andy Rain)

Hasta ahora, el primer ministro, Rishi Sunak, ha intentado presentarse como el "señor Razonable", subrayando que su "puerta siempre está abierta" para los trabajadores, pero advirtiendo de que el derecho de huelga debe estar "equilibrado" con la prestación de servicios. Con este fin, sigue adelante la polémica legislación antihuelgas, que se tramita ahora en Westminster, pese al gran rechazo de sindicatos y oposición.

El proyecto de ley para establecer niveles mínimos de servicios para bomberos, ambulancias y trenes cuando se convoquen paros fue aprobado el lunes por la noche en la Cámara de los Comunes por 315 votos a favor frente a 246 en contra, por lo que pasa ahora a la Cámara de los Lores.

El Gobierno ha insistido en que la normativa logra el equilibrio adecuado entre el derecho a la huelga y garantizar la seguridad pública durante las protestas. Pero el líder laborista, Keir Starmer, se ha comprometido a derogarla si gana los próximos comicios.

Foto: La policía metropolitana investigará las denuncias por abusos sexuales y domésticos que afectan a unos 800 de sus agentes. (EFE/Andy Rain)

Aunque la crítica del lunes más inesperada fue la de Jacob Rees-Mogg, peso pesado del núcleo duro de los conservadores, que aseguró que el proyecto de ley "estaba mal escrito" y la falta de detalles impedía "establecer claramente lo que está tratando de lograr". En una intervención más que inusual, el tory respaldó a la vicelíder del Partido Laborista, Angela Rayner, por sus críticas a las llamadas cláusulas de Enrique VIII, que permiten a los ministros cambiar la ley sin el escrutinio total del Parlamento, asegurando que estas medidas "deberían usarse excepcionalmente" y son "malas" en la práctica "parlamentaria y constitucional".

Es difícil pasar por alto los paralelismos de las huelgas convocadas estos días con el Invierno del Descontento de finales de los setenta, que acabó con el Ejecutivo laborista de Jim Callaghan. Aunque los tories de 2023 no pueden jugar ahora las mismas cartas que Thatcher utilizó en los ochenta. En el pasado, la acción industrial fue esgrimida como una potente arma política por el Partido Conservador. Por un lado, los tories se valían de la furia de los votantes por las cancelaciones de los servicios públicos. Por otro, criticaban a los laboristas por estar a merced de sus donantes sindicales.

Foto: Una bandera de Irlanda ondea junto a la puerta de una vieja prisión. (Reuters / Clodagh Kilcoyne)

Sin embargo, la formación que lidera ahora Keir Starmer no es la misma que dirigieron en su día Ed Miliband o Jeremy Corbyn. Los sindicatos tienen cada vez menos peso. Y respecto a la opinión de la calle, el electorado se muestra ahora comprensivo con los huelguistas (el 61% apoya el paro de los maestros, según Mumsnet). Sobre todo con las protestas de los sanitarios, los grandes héroes de la pandemia.

La última década de recortes ha hecho que, en términos reales, los enfermeros estén ganando 5.000 libras al año menos que en 2010. Y para las matronas y los paramédicos, la cifra asciende a más de 6.000 libras, según el análisis de las estadísticas oficiales realizado por la principal confederación sindical (TUC, por sus siglas en inglés). Las huelgas de los trabajadores de ambulancias también ayudaron a poner el foco sobre la grave crisis que atraviesa el Sistema Nacional de Salud Pública (NHS, en inglés), con pacientes que sufren ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares que ya enfrentan esperas de más de 90 minutos.

Sunak ha hecho de la lucha contra la inflación la razón de ser de su Gobierno. Y sus filas, de momento, apoyan el planteamiento. Aunque no faltan voces que dicen que, si el batacazo en las locales de mayo es monumental, los rebeldes intentarán forzar el regreso de Boris Johnson. La preocupación que existe entre los conservadores es que la ola de huelgas instale una sensación de fatalismo entre el electorado, la idea de que todo está roto y no tiene ya sentido pedirle a este Ejecutivo que lo arregle.

Cerca de cinco millones de alumnos se quedarán este miércoles sin clase por la mayor huelga de profesores convocada en Reino Unido en la última década. A los paros masivos —que afectarán a alrededor de 23.000 colegios— se suman los funcionarios de departamentos gubernamentales, puertos, aeropuertos y centros de exámenes de conducir, así como el personal de 150 universidades y conductores de trenes. En total, hasta medio millón de trabajadores.

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