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The Guardian en español

La sarta de mentiras del congresista republicano George Santos: “No sabemos ni cómo se llama”

El congresista republicano George Santos, en una fotografía de archivo.

David Smith

Washington (Estados Unidos) —

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“No solo robó el dinero [destinado a una operación] para un perro guía. No solo robó el dinero para un perro guía moribundo. Robó el dinero para un perro guía moribundo de un veterano de guerra sin hogar y con discapacidad. Dios mío. Malvado y estúpido”.

Así resumió Leslie Jones, presentadora invitada del programa The Daily Show de Comedy Central, uno de los últimos escándalos que salpican a George Santos, un congresista republicano estadounidense cuya capacidad para mentir sin ningún tipo de vergüenza ha dejado atónita a Washington, una capital que creía estar curada de espanto y de las mentiras de la clase política.

“¿Qué tiene que hacer este hombre para que le echen del Congreso?”, se preguntó Jones, haciéndose eco de una opinión compartida por muchas personas: “Es un puto mentiroso”.

Lejos de ser expulsado de la Cámara de Representantes, Santos, de 34 años, fue recompensado con nuevas responsabilidades en dos comités del Congreso. Sin embargo, el congresista ha anunciado este martes a sus colegas de partido que se retira de las dos comisiones, según ha informado la agencia AP. La decisión se produce después de que Santos se reuniera el lunes por la noche con el presidente de la Cámara, Kevin McCarthy.

¿George Santos o Anthony Devolder?

Stuart Stevens, consultor político y autor de It Was All a Lie: How the Republican Party Became Donald Trump (Todo era mentira, cómo el Partido Republicano se convirtió en Donald Trump“), ha indicado que ”Santos ejemplifica a la perfección el desmoronamiento del Partido Republicano“. ”Demuestra que el partido no tiene valores. Parece que fue hace un millón de años, pero hubo un tiempo en que decíamos que el carácter marcaba el destino. Nadie sabe siquiera quién es este tipo. Literalmente, no sabemos ni cómo se llama“.

De hecho, hace tan solo cuatro años, Santos se presentaba públicamente como “Anthony Devolder”, una combinación de su segundo nombre y el apellido de soltera de su madre. Es solo una más de una sarta de mentiras que hace que los protagonistas de 'Atrápame si puedes', 'El talento de Mr. Ripley' y 'Pinocho' parezcan los más honestos del mundo.

Esa sarta de mentiras pasó casi desapercibida durante la campaña electoral de Santos en Nueva York el año pasado, pero en las últimas semanas se ha desenmarañado a una velocidad vertiginosa, obligándole a enfrentarse diariamente a los periodistas en el Capitolio y a admitir haber mentido sobre su herencia familiar, sus estudios universitarios y su experiencia laboral.

Algunas de sus mentiras

Por ejemplo, Santos mintió de manera ofensiva al decir que sus abuelos maternos escaparon del Holocausto. En realidad, nacieron en Brasil y ahora el congresista se ha visto obligado a reconocer que fue criado como católico. Sin embargo, cuando se descubrió que Santos no era judío, como él había asegurado, el congresista dijo a la cadena conservadora Fox News que no había mentido porque, simplemente, se había referido a sí mismo como “jew-ish” (en inglés jewish significa judío, pero si se separa con un guion jew-ish, el ish sirve para remarcar que algo es así hasta cierto punto). Supuestamente sin saber que estaba tomando prestado un viejo chiste del polímata británico Jonathan Miller, que una vez declaró: “En realidad no soy judío, soy judío hasta cierto punto” (I'm not really a Jew… but I'm Jew-ish).

Santos escribió en Twitter que su madre murió en el atentado terrorista del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, pero posteriormente dijo que había fallecido el 23 de diciembre de 2016. Una investigación sobre el historial laboral de su madre no encontró pruebas de que trabajara en el World Trade Center o cerca de él, mientras que su historial de inmigración sugiere que ni siquiera estaba en Estados Unidos el 11-S.

El pasado mes de octubre, Santos declaró al periódico USA Today: “Soy abiertamente gay, nunca he tenido un problema con mi identidad sexual en la última década y puedo decirles y asegurarles que siempre seré un defensor de la gente LGBTQ+”. Posteriormente se supo que había estado casado con una mujer, de la que se divorció en 2019.

Santos ha afirmado haber asistido brevemente a Horace Mann, una escuela preparatoria privada de élite en Nueva York, pero a la escuela no le consta. También ha afirmado tener títulos académicos de la Universidad de Nueva York y del Baruch College de Nueva York, e incluso dijo haber sido jugador estrella del equipo de voleibol de Baruch. De nuevo, no hay constancia de que estudiara en ninguna de las dos instituciones ni de que jugara al voleibol.

Santos también aseguró haber trabajado para dos de las principales empresas de Wall Street, Citigroup y Goldman Sachs, pero a ninguna de ellas les consta. En una entrevista concedida al diario New York Post, Santos declaró: “Mi pecado ha sido embellecer mi currículum. Lo siento”.

Santos se presentó a sí mismo como un exitoso inversor inmobiliario cuya familia era propietaria de varios edificios. Sin embargo, los registros judiciales indican que Santos fue objeto de tres procedimientos de desahucio en Queens, Nueva York, entre 2014 y 2017 por impago de alquiler.

En 2020 Santos fue contratado por Harbor City Capitol Corp, un fondo de inversiones con sede en Florida. La empresa dejó de operar en 2021 tras ser acusada por la Comisión del Mercado de Valores de ser un multimillonario entramado de estafa piramidal. 

Los escándalos siguen llegando. Hace unos días Santos fue acusado de quedarse con 3.000 dólares –unos 2.762 euros– de una recaudación de fondos por internet destinada a ayudar a salvar la vida de un perro enfermo propiedad de Richard Osthoff, un veterano militar con discapacidad. Santos calificó de “chocantes e insensatas” las acusaciones.

Viejos conocidos de Santos han dicho recientemente que había competido como drag queen en concursos de belleza brasileños hace 15 años, lo que le expone a acusaciones de hipocresía, ya que ha apoyado el proyecto de ley “no digas gay” de Florida y se ha alineado con republicanos de extrema derecha hostiles a los derechos de los transexuales. Indignado, el congresista ha desmentido esta información, afirmando que los medios de comunicación “siguen haciendo afirmaciones escandalosas” sobre su vida.

Por si fuera poco, las autoridades brasileñas han anunciado su intención de volver a presentar cargos por fraude contra Santos en relación con un caso de robo de un talonario en 2008. Eric Swalwell, congresista demócrata por California, lo ha calificado de “criminal internacional en busca y captura”.

Incluso los analistas más experimentados se horrorizan ante un comportamiento tan extravagante. “Va más allá de lo que creo haber visto nunca”, dice Monika McDermott, profesora de Ciencias Políticas en la Universidad Fordham de Nueva York. “Vemos una buena dosis de disimulo o de exageración, pero mentir descaradamente sobre tu currículum y seguir haciéndolo incluso una vez pillado diciendo semejantes mentiras realmente requiere una gran dosis de coraje, por llamarlo de alguna manera”.

“No es un congresista cualquiera”

Los demócratas han pedido a la comisión de ética de la Cámara de Representantes que investigue a Santos. Los líderes republicanos locales y estatales de Nueva York le han pedido que dimita por haber mentido a los votantes que le eligieron. El congresista se ha negado rotundamente.

McCarthy y los líderes republicanos de Washington han dicho que gestionarán la situación internamente, pero son conscientes de lo que está en juego. Solo tienen un margen de 10 escaños y saben que Santos representa a un distrito que podría inclinarse hacia los demócratas en caso de tener que convocar unas elecciones.

Como ha señalado McDermott, “todo depende de los números”. “No veo cómo pueden hacer algo al respecto sin arriesgar su escasa mayoría en la Cámara, así que van a tener que apoyarle todo lo que puedan. En este momento es poco probable que hagan algo al respecto”.

En particular, mientras que algunos congresistas republicanos han dado la espalda a Santos, éste parece haber encontrado apoyo en el Freedom Caucus de la Cámara de Representantes y en el ala extremista MAGA (Make America Great Again).

Zac Petkanas, asesor principal de House Accountability War Room, una organización que vigilancia la actividad en el Congreso, ha indicado que “la gente se centra, con razón, en las mentiras que ha dicho sobre su currículum, de dónde ha sacado el dinero, dónde ha estudiado y todo eso, pero también es alguien que participó en el movimiento que propició el asalto al Capitolio del 6 de enero”.

“No es un diputado cualquiera; está en el grupo MAGA que ha tomado el control. Está en el grupo de Marjorie Taylor Greene, Matt Gaetz, Lauren Boebert. Las mentiras, las teorías de la conspiración, el fomento de la violencia política forman parte de la marca de esta casta de políticos que está ejerciendo tanta influencia sobre el nuevo Congreso.”

Una evolución natural

Algunos no ven a Santos como un caso atípico o un rara avis, sino como la culminación natural del proceso del Partido Republicano en la última década. Donald Trump, que saltó a la fama política con la mentira racista de que Barack Obama había nacido fuera de Estados Unidos, hizo más de 30.000 afirmaciones falsas o engañosas durante su presidencia, según cálculos del Washington Post.

Una de las principales asesoras del expresidente republicano, Kellyanne Conway, acuñó la expresión “hechos alternativos”. Unos 147 republicanos votaron a favor de anular los resultados de las elecciones presidenciales de 2020 y McCarthy fue uno de ellos. Durante las elecciones de mitad de mandato del año pasado, candidatos republicanos como Herschel Walker fueron pillados mintiendo en repetidas ocasiones.

En este sentido, Santos representa un paso más en la misma dirección. Kurt Bardella, estratega demócrata, señala que “no hay mejor imagen viviente de aquello en lo que se está convirtiendo el Partido Republicano que George Santos: un partido completamente alejado de la verdad y la realidad, que abraza abiertamente la teoría de la conspiración y que rechaza una y otra vez los hechos y la ciencia”.

“Cuando el abanderado de tu partido es alguien como Donald Trump, que miente sobre todo, desde documentos clasificados hasta la cifra de personas que salieron a la calle el día de su toma de posesión, es solo cuestión de tiempo que surja gente que se sumerja completamente en un océano de mentiras”, dice.

Bardella, exasesor principal de los republicanos en el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, añade: “No es de extrañar que haya surgido alguien como Santos y que haya conseguido engañar a todos hasta llegar a un cargo electo. La negativa de la dirección del Partido Republicano a hacer o decir algo al respecto sólo anima a otros a seguir su estela”.

Traducción de Emma Reverter.

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