Espiar a la Unión Soviética fue la prioridad número 1 para los servicios de inteligencia de Estados Unidos durante la Guerra Fría. Para las misiones de reconocimiento se utilizaron desde globos estratosféricos y palomas, hasta algunos de los aviones más espectaculares de la historia. Entre estos últimos estuvo el Lockheed U-2, que durante la segunda mitad de la década de 1950 voló con absoluta impunidad sobre territorio soviético; aunque solo una vez lo hizo directamente sobre Moscú. Y dicha misión, la de más alto riesgo de la época, estuvo a cargo de un piloto llamado Carmine Vito.

Vito fue uno de los seis primeros pilotos adiestrados para volar el Lockheed U-2, que hasta la fecha se mantiene en servicio y destaca por su capacidad de volar durante horas a una altura muy superior a la de aviones convencionales. Así, volar a más de 21.000 metros de altura les daba el cobijo suficiente a los elegidos por la CIA para adentrarse en territorio soviético en busca de fotografías sobre puntos de altísimo interés.

El único vuelo directo del Lockheed U-2 sobre Moscú se produjo el 5 de julio de 1956. Fue, de hecho, la primera misión de Carmine Vito al comando de esta aeronave, y su selección para llevarla a cabo fue un tanto peculiar. En 2002, le comentó a la revista Code One que, la noche previa, todos los pilotos del avión espía apostados en Wiesbaden, Alemania, se habían dirigido a un bar para celebrar el Día de la Independencia de Estados Unidos. Sin embargo, desde el cuartel general emitieron una orden tardía de despegue, y Vito terminó siendo elegido porque era el que menos había bebido.

Así, debió afrontar el extenso preparativo de madrugada hasta ponerse al comando de la aeronave y dirigirse con rumbo a la Unión Soviética.

Carmine Vito, el único piloto que voló el Lockheed U-2 directamente sobre Moscú

Carmine Vito | Lockheed U-2

La historia de Carmine Vito y su vuelo sobre Moscú a bordo del Lockheed U-2 está repleta de anécdotas y detalles impactantes. Algunos podrían parecer hasta inverosímiles, especialmente por el secretismo que rodeó a este tipo de misiones y que las mantuvo a resguardo del ojo público durante décadas.

Según el recuento de aquella jornada, el piloto despegó desde lo que por entonces se conocía como Alemania Occidental y siguió una ruta que lo llevó a cruzar sobre Cracovia, Polonia, para luego ingresar a Bielorrusia. Allí surcó los cielos de Baránavichi y Minsk, desde donde siguió una vía férrea que lo llevó directamente a Moscú.

Pese a volar a más de 20.000 metros de altura, el Lockheed U-2 de Carmine Vito no era invisible a los radares soviéticos. Sin embargo, las defensas rusas todavía no contaban con instrumentos para interceptarlo y derribarlo. Aunque eso no quiere decir que no lo intentaran.

"Después supe que los soviéticos lanzaron al menos cinco cazas para interceptar mi vuelo. Dos aviones despegaron inicialmente. El líder abortó el despegue, se salió de la pista y explotó. Su compañero atravesó las llamas y luego abandonó la misión. Otras dos aeronaves despegaron y fueron reabastecidos de combustible en el aire, pero luego se perdieron o chocaron. Un quinto caza también fue enviado, pero no pudo encontrar el avión cisterna, se extravió y hasta hoy no lo han encontrado", explicó.

Pese a sobrevivir a la intercepción de los cazas rusos, Carmine Vito pensó que su vuelo sobre Moscú había sido un fracaso. Es que el piloto se topó con que una espesa niebla cubría el cielo de la capital rusa, y era imposible ver demasiado. Sin embargo, la cámara del Lockheed U-2 —desarrollada por Kodak— utilizaba filtros especiales que le permitían obtener imágenes de gran calidad pese a las inclemencias climáticas.

La misión terminó recolectando mucho más material de inteligencia que el que Carmine Vito creía. Además de obtener una mirada privilegiada a las defensas aéreas de Moscú, el recorrido permitió espiar plantas de producción de misiles, motores de cohetes y bombarderos. De hecho, se dice que las fotografías del Lockheed U-2 revelaron el trabajo de la URSS en la fabricación del Myasishchev M-4, su temido bombardero pesado de largo alcance, capaz de transportar bombas nucleares.

El episodio del "caramelo suicida"

El vuelo de Carmine Vito sobre Moscú con el avión espía Lockheed U-2 pudo haber terminado en tragedia, pero por el motivo menos esperado. Es que el piloto casi ingiere una píldora de cianuro que la CIA le daba a cada piloto en caso de captura o tortura. Es que, después de todo, las misiones de espionaje eran confidenciales, y el suicidio era la única vía de escape.

"Carmine no sabía que el cianuro estaba en el bolsillo superior derecho de su overol cuando echó allí un puñado de pastillas para la tos con sabor a limón. Se suponía que la píldora envenenada estaba en un bolsillo interior. Vito sintió que se le secaba la garganta cuando se acercó a Moscú por primera vez. ¿Quién podría culparlo? Entonces, buscó en su bolsillo una pastilla para la tos y tomó la de cianuro en su lugar y se la metió en la boca.

Afortunadamente, se dio cuenta de su error en una fracción de segundo y la escupió con horror antes de que pudiera surtir efecto. Si la hubiera mordido, habría muerto instantáneamente y se habría estrellado contra la Plaza Roja. ¡Imagínese el alboroto internacional!"

Relato del expiloto Martin Knutson en el libro Skunk Works: A Personal Memoir of My Years at Lockheed.

Afortunadamente para Carmine Vito y la CIA, el episodio no pasó a mayores. Aunque sí obligó a la agencia de inteligencia a buscar un método alternativo para almacenar las píldoras suicidas durante los vuelos. En primera instancia, se optó por guardarlas en pequeñas cajas, pero el método también acarreaba problemas. Así las cosas, se decidió cambiarlas por una aguja cargada con una neurotoxina, escondida dentro de una moneda de un dólar.

Más allá del incidente casi mortal, Carmine Vito continuó volando el Lockheed U-2 en misiones espías hasta 1959. Mientras que un año más tarde dejó definitivamente el equipo tras esta histórica aeronave. Y fue justo en ese 1960 cuando se produjo el polémico derribo de Gary Powers sobre la Unión Soviética, que obligó a cambiar los planes de espionaje norteamericanos para el Lockheed U-2 y aeronaves de reconocimiento posteriores, como el SR-71 Blackbird.

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