Finestra d'Ames

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Ventana de Ames[editar]

Al observar cualquier ilusión óptica, normalmente, primero se observa la ilusión y el cerebro se engaña y después se descubre que es el que causa el efecto visual. Una vez se sabe y se descubre al revisar la ilusión óptica desde una nueva perspectiva para poder coger el truco. En cambio, la ventana de Ames sigue engañando al cerebro incluso después de entender lo que está sucediendo.

Historia[editar]

Esta ilusión óptica es del mismo creador que la de la habitación de Ames, Adelbert Ames, que la creó en 1951. Se creó a partir del concepto filosófico del transaccionalismo.

Esta ventana llevó en los años 60 a algunos psicólogos a desarrollar la hipótesis de <<ambigüedad transaccional>>, la cual asegura que la expectativa mental de una persona podría afectar a la percepción del estímulo ambiguo. En términos más relajados, la ilusión funciona solo porque sabemos que es una ventana y como está hecha. Es decir, es la idea que una expectativa mental en el espectador puede afectar a la percepción real estímulos ambiguos, el truco solo funciona cuando se sabe lo que es una ventana.[1]

Funcionamiento[editar]

Este truco no es un truco de perspectiva sino de expectativa. Consiste en una pieza de cartón en forma de trapecio que ha sido pintada por ambos costados haciendo que parezca una ventana al mirarla desde cierto ángulo. La ilusión empieza cuando se cuelga la ventana de un cable y se hace girar. Entonces, la ventana empieza a dar vueltas completas, pero parece que solo esté haciendo giros de 180 grados, primero hacia un lado, después hacia el otro. A pesar de saber qué se un trapecio y no un rectángulo la ilusión se tan potente que no se rompe. Aunque se enganche objetos como punto de referencia el cerebro sigue percibiendo que la ventana se para y cambia su dirección.

La ventana está hecha de forma que cuando se observa frontalmente parece una ventana rectangular pero en realidad es un trapecio.La ilusión consiste en un efecto visual que parece que la ventana se esté balanceando de un lado hacia el otro, cuando en realidad gira provocando un cambio en la percepción del tamaño.[2]

Aun así, a pesar de saber que la ventana está girando y no haciendo un balanceo y además saber qué es un trapecio y no un rectángulo, el cerebro le es imposible romper la ilusión óptica y se continúa observando un balanceo de solo 180 grados.  

Reproducir la ventana en casa[editar]

Se tiene que cortar un trozo de cartón en forma de trapecio, dibujar las características físicas de la ventana en ambos lados del cartón, intentando que sean idénticas, y cortar los agujeros. Lo siguiente es colgar la ventana de un hilo delgado.[3]

Referencias[editar]

  1. «Esta ilusión óptica es tan potente que engaña a tu cerebro hasta cuando sabe lo que pasa». Consultado el 18 de diciembre de 2021. 
  2. «Plaza Didáctica - La Ventana de Ames». Consultado el 18 de diciembre de 2021. 
  3. «Ventana de Ames: La ilusión que sigue funcionando aún si sabes qué sucede». 28 de enero de 2020. Consultado el 18 de diciembre de 2021.