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‘Conan, el bárbaro’ cumple 40 años

“Lo que no nos mata, nos hace más fuerte”. Friedrich Nietzsche.

Con esta frase, que seguramente no es la mejor del filósofo alemán, comienza la adaptación a la gran pantalla de Conan. Justamente ahora, se cumplen 40 años del estreno de una película que ha conseguido traspasar el mundo meramente cinematográfico para instalarse en el imaginario colectivo de varias generaciones. Una película que, sin ser una gran obra maestra indiscutible, cuenta con una importancia enorme dentro del género fantástico y de acción y del blockbuster.

Tan solo, la encarnación de Arnold Schwarzenegger como Conan es historia del cine. Con anterioridad, las apariciones del culturista austriaco en la gran pantalla habían sido testimoniales o bochornosas. No fue hasta que John Milius y Oliver Stone se fijaron en él para protagonizar esta película, cuando empezó a despegar su carrera. Después su nombre no se despegó nunca de la etiqueta de “éxito asegurado”, con cintas antológicas como Terminator (Cameron, 1984), Depredador (McTiernam, 1987), Desafio total (Verhoeven, 1990) o El último gran héroe (McTiernam, 1993).

Conan, la historia
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Portada de un relato de Cona, obra de Frank Frazetta

La primera aparición de Conan fue gracias a la mente de Robert E. Howard, un escritor pulp que en la década de los años 30 decidió crear una mitología completamente nueva para la revista Weird Tales. Seguramente, el nombre de esta publicación suene a más de uno y es que también en esta escribían literatos tan reconocidos hoy en día como H. P. Lovecraft -cuyos monstruos cósmicos tienen una gran influencia dentro del diseño de los de Conan- o el dramaturgo Tennessee Williams.

Conan tuvo su primera aparición en The Phoenix of the Sword, de 1932, en ese mundo desconocido de la Era Hiboria, justo posterior a la destrucción de la Atlántida, que se fue esbozando en siguientes relatos. La gran acogida de estos hizo que Howard siguiese creando nuevas historias de este superhombre hasta llegar a la veintena. El escritor se suicidó en 1936.

Hasta los 60 el bárbaro quedó en el olvido, hasta que Lacer Books reeditó estos cuentos épicos. Esta etapa no es nada desdeñable, ya que las portadas de los libros con dibujos de Frank Frazetta establecieron el canon visual que después acogería Barry Windsor-Smith en las adaptaciones de Conan al comic en Marvel y en la película de 1982.

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Detalle de un cómic Marvel de ‘Conan, el bárbaro’
La película

La gran fama que adquirió Conan en su etapa en Marvel y el nuevo tipo de cine de aventuras con elementos fantásticos y de ciencia ficción que inauguró Star Wars (Lucas, 1977) llevó a que John Milius se interesase en el personaje. Este convenció a un joven Oliver Stone, sin la fama que después tendría, para que realizase el guion. De hecho, también esta cinta le sirvió como trampolín para guionizar Scarface: el precio del poder (de Palma, 1984) y empezar a dirigir obras tan conocidas como Platoon (1986), JFK: Caso abierto (1991) o Asesinos natos (1994).

Tras la búsqueda de productor durante varios años, Dino de Laurentis, un nombre insigne dentro del género fantástico, apostó definitivamente por hacer Conan, el bárbaro.

Foto detrás de cámaras del rodaje de ‘Conan, el bárbaro’

Esta película es muy importante para España. Se puede decir sin ninguna vacilación que el primer Conan que se vio en la gran pantalla estuvo interpretado por Jorge Sanz, ya que al principio sale él de niño. Aparte, se grabó durante cinco meses en los alrededores de Madrid, Segovia, ​Ávila, Cuenca y Almería.

La adaptación no muy fiel a los relatos de Howard contó con uno de los mejores diseñadores de producción de Hollywood, Ron Cobb. Entre los fans y detractores de la película siempre hay consenso alrededor de la calidad de esta en los espectaculares escenarios, monumentos, armas (esa fabulosa espada que fue blandida por Schwarzenegger tras el asalto al capitolio de los Estados Unidos de 2021) y monstruos. Es normal, ya que el responsable es el un hombre que diseñó el nuevo canon visual de la ciencia ficción en Star Wars y el terror gótico extraterrestre en Alien, el octavo pasajero (Scott, 1979), entre otras muchas.

Finalmente, la película se estrenó en un 14 de mayo de 1982 y, aunque parezca increíble, no recaudó tanto como cabría esperar, alrededor de 100 millones de dólares internacionalmente. Sin embargo, el verdadero empujón del personaje interpretado por Schwarzenegger fue el formato físico, con el que consiguió más de 300 millones de dólares.

Conan, el superhombre nietzscheano
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Fotograma de ‘Conan, el bárbaro’ de 1982

Conan, el bárbaro, como se señala al inicio, no tiene una opinión unánime entre las personas que la han visto. Estética kitsch, épica hiperbólica con los tonos wagnerianos de Basil Poledouris, un guion con bastante poco diálogo y decisiones increíbles, acción trepidante, monstruos analógicos y mucho músculo es lo que ofrece la película. Habrá gente que pida más y otra para la que le sea suficiente para clasificarla como obra de culto.

Sin embargo, es muy rica en su subtexto, por lo que la obra ha sido estudiada en múltiples ocasiones desde una perspectiva filosófica y religiosa. No es casual la elección de una frase de Nietzsche para iniciar esta gran aventura.

Conan ejemplifica al superhombre nietzscheano que lucha contra la superstición y las creencias religiosas de los seguidores de Thulsa Doom (James Earl Jones). Aunque él siga al dios Crom, este es una representación del hombre y de la Tierra, fuera de la omnipotencia de los dioses, y el mismo bárbaro crea su propia filosofía, fuera de imposiciones metafísicas.

Por lo tanto, Conan representa al hombre que cambiará todo. También por eso, y por ciertas alegorías visuales que se ven durante la película, se le empareja con Jesucristo, aunque obviamente sin predicar en ningún momento una palabra parecida. De hecho, es más un profeta de la violencia: “aplastar enemigos, verlos destrozados y oír el lamento de sus mujeres”.

También se puede hablar de cierta influencia shakespeariana, sobre todo por la motivación de venganza que sirve de motor a Conan. De esta forma, la película casa mucho con obras más actuales como El hombre del norte (Eggers, 2022).

En definitiva, Conan, el bárbaro es historia del cine por todo lo que implica y significa, por lo que celebrar su 40 aniversario obliga a revisitarla y valorarla como obra de culto que es.