Los alfileres que aterrorizaron a los agresores

Hace un siglo las feministas usaron como armas alfileres escondidos en sus sombreros. Algunos pidieron que fuesen prohibidos. Mantuvieron a raya a los acosadores.


En Agente Provocador ya hemos publicado artículos sobre autodefensa feminista a finales del siglo XIX e inicios del XX. En numerosos países, pero sobre todo en Francia, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos, se crearon grupos formados por mujeres que, además de instrucción militante, impartían clases de artes marciales. Las famosas y también temidas sufragistas no dudaban en romper escaparates, incendiar o sabotear, llegando a intentar asesinar a varios políticos. Usaban palos, fustas o paraguas. Exigían derechos y acabar con la opresión patriarcal. Una de sus acciones más célebres sucedió en 1913, cuando quemaron el Pabellón de las Orquídeas del Real Jardín Botánico de Kew de Londres, pero también destrozaron los buzones de correos y las vidrieras de comercios y establecimientos colaboracionistas, asaltaron iglesias, apedrearon la misma casa del Primer Ministro en Downing Street, vertieron ácido en los campos de golf, incendiaron estaciones o se enfrentaron cuerpo a cuerpo con la policía, poniendo en práctica técnicas de autodefensa personal que aprendían y practicaban en grupos. Las piedras que lanzaban llevaban inscritos lemas reivindicativos. Pronto, decenas de sufragistas entraron en prisión, engrosando las filas de las prisioneras políticas. La prensa las retrató en plena lucha, como expertas algunas de ellas en artes marciales como el jiu-jitsu. Una de las más célebres fue Edith Garrund, una profesora feminista en artes marciales que dedicó muchos años a la preparación personal de sus compañeras.

Alfileres fabricados en Nueva York a comienzos del siglo XX

Alfileres fabricados en Nueva York a comienzos del siglo XX

La otra historia que no cuenta la «Gran Historia»


«En la vida cotidiana, al pasear o viajar en tranvía, las mujeres debían enfrentarse continuamente al acoso masculino. Y entonces echaron mano de su imaginación»

Esta es la parte más conocida, la Gran Historia. Sin embargo, en la vida cotidiana, al pasear o viajar en tranvía, las mujeres debían enfrentarse continuamente al acoso masculino. Y entonces echaron mano de su imaginación. Al igual que en Francia y también en España hubo casos de estiletes que escondían celosamente en ligueros bien ocultos; se las ingeniaron para usar como arma todo lo que tuvieran a su alcance. Los espectaculares sombreros de comienzos de siglo, convertidos en una gran moda, servían, por su gran volumen, para esconder punzones y armas cortantes. Uno de los complementos más usados, capaces de causar un gran corte o incluso la muerte, fueron los alfileres de sombrero. En la cultura occidental, un alfiler de sombrero es casi exclusivamente un elemento femenino y con frecuencia se suele usar un par. Su tamaño es de unos 20 centímetros y la cabeza del alfiler está decorada. Pero fue entonces cuando se convirtió en el arma que simbolizaba el ingenio y la determinación de las feministas.

El agresor atravesado por el alfiler

El agresor atravesado por el alfiler

Viñetas que muestran la autodefensa con alfileres (San Francisco Sunday Call, 1904)

Viñetas que muestran la autodefensa con alfileres (San Francisco Sunday Call, 1904)

«En el imaginario popular, se hizo célebre la ilustración del hombre atravesado por el alfiler»

La prensa, sobre todo la de Nueva York o Chicago, registró numerosos casos de mujeres que, al ser atacadas por extraños, usaban los alfileres como defensa personal, llegando a editarse panfletos y pequeños manuales. Pero no solamente en Estados Unidos. En Sydney, Australia, varias mujeres fueron condenadas a prisión por llevar alfileres susceptibles de causar la muerte, equiparando el alfiler a un arma mortal. Algunos acosadores salieron muy mal parados y pronto se hicieron muy populares. En el imaginario popular, se hizo célebre la ilustración del hombre atravesado por el alfiler.

Una mujer blande su alfiler (The New York Evening World, 1903)

Una mujer blande su alfiler (The New York Evening World, 1903)

Hombres unidos por la prohibición


Algunos hombres reaccionaron pidiendo la prohibición de usar alfileres en los sombreros. Nan Davis, una representante de un club de mujeres, a comienzos de siglo se manifestaba de este modo ante la solicitud de prohibición: «Si los hombres de Chicago quieren que no llevemos alfileres, primero tendrán que hacer las calles más seguras. Ningún hombre tiene derecho a decirme cómo debo vestir o qué debo llevar encima».

Ilustración ridiculizando el uso de alfileres por las mujeres (Indianapolis Star, mayo de 1901)

Ilustración ridiculizando el uso de alfileres por las mujeres (Indianapolis Star, mayo de 1901)

Mujeres que usaron los alfileres enfrentándose a prisión

Mujeres que usaron los alfileres enfrentándose a prisión

Curiosamente, el final de los alfileres en la autodefensa feminista llegaría unos pocos años más tarde, cuando surgieron las valientes y divertidas flappers, la subcultura feminista amante del baile, la noche y la libertad, tanto que dejaron olvidados los enormes sombreros y lucieron melenas que igualmente causaron una gran polémica.