Radiografía de los negacionistas: actitud mesiánica, rebeldes... y carentes de humildad

  • Expertos desgranan la personalidad de ese grupo de la población que niega desde el coronavirus y las vacunas hasta el machismo o el volcán
  • "Piensan que son los elegidos, que solo ellos saben la verdad", explica el psicólogo García Soriano
Ilustración de Henar de Pedro sobre el negacionismo.
Ilustración de Henar de Pedro sobre el negacionismo.
HENAR DE PEDRO
Ilustración de Henar de Pedro sobre el negacionismo.

- Tengo el caso de un padre que murió negando el coronavirus y su hijo también lo niega a día de hoy.

- ¿El hijo también? ¿Pero cómo es posible?

- Es una manera de mantenerlo vivo. Negarle es traicionar su herencia.

- ¿Y cómo se tratan casos como este?

- Mi objetivo no es que deje de ser negacionista, sino acompañarle en el duelo. Para él, es un refugio frente a lo que está sintiendo. 

Quien habla es Sergio García Soriano, es psicólogo y por su consulta pasan a diario todo tipo de personas, también negacionistas. La historia de su paciente recuerda irremediablemente a la de Miguel Bosé: negacionista declarado, defiende que cualquier virus, menos el que lleva por nombre Sars-Cov-2, mató a su madre. "Creemos que niega el coronavirus para negar la muerte de la madre porque su pérdida se le hace insoportable”, asegura Soriano por teléfono. "Es decir, se produce una traslación de su negación y de nada sirve que un científico se siente con él porque no es una explicación científica lo que necesita".

Con esos dos ejemplos, el psicólogo ofrece la clave de una corriente que en los últimos años no para de hacerse visible. Y es que, como ya desgranó hace años el autor Paul O’Shean, los negacionistas tienden a rechazar una realidad incómoda por una más fácil de gestionar, por una menos dolorosa. Para García Soriano, el mejor ejemplo lo encontramos en la pandemia: "Al principio todos negamos el coronavirus, no nos queríamos creer lo que venía". Sin embargo, cuando la evidencia científica se hizo innegable, la mayoría aceptó la situación, frente a una minoría que, aún hoy, lo niega hasta el final, aunque ese final signifique la propia muerte.

El expiloto Jorge Lis, por ejemplo, estuvo 50 día en la UCI batallando un virus que durante meses había negado. Fue justo antes de morir (ocurrió el pasado mes de septiembre) cuando admitió el error: “Pasar mucho tiempo en Twitter me había radicalizado al extremo. Ojalá me hubiese vacunado”, le dijo a su hermana tal y como contó ella en el periódico Levante. Lo mismo le ocurrió al rapero Markus Birks: "Fui un ignorante, vacúnense". Tenía 40 cuando falleció. Estos son solo un par de ejemplos, pero también está la actriz Victoria Abril, la youtuber Marina Yers o políticos como Trump y Bolsonaro. Es decir, este movimiento no parece entender de edad, profesión o sexo… y tampoco de temática.

"Han existido históricamente", analiza Soriano, “debido a que con todo nuevo avance siempre surge una corriente de opinión en contra”. Así, podemos hablar de un movimiento anticiencia con distintas variantes: antivacunas, terraplanistas, personas contrarias al cambio climático, al VIH, al holocausto, a la pandemia ("plandemia" para ellos)… y hoy en día hasta a los volcanes (piensan que la erupción de La Palma fue "provocada") o al machismo (un estudio reciente asegura que el 20% de los chicos jóvenes cree que la violencia de género es un "invento ideológico"). Pero ¿qué se esconde detrás de este movimiento? ¿Comparten rasgos comunes?

"Actitud mesiánica"

"En un primer momento se pensaba que eran personas sin formación o personas que no tenían acceso a una información correcta", especifica el psicólogo, "sin embargo, se ha descubierto que hay negacionistas de todos los estamentos económicos y con diversos estudios de alto grado". La cuestión, por tanto, es otra. "Hay un perfil común en todos ellos. Tienen una manera de pensar más afectiva que racional y por eso rechazan lo científico, porque les viene a sacar de su posicionamiento. Piensan que son los elegidos, que solo ellos saben la verdad frente al resto del mundo que no son tan listos como ellos. Eso les satisface porque hay cierta falta de humildad. Hay una cuestión como mesiánica en ellos. Son personas que no aceptan la realidad, aunque tengan delante lo obvio, no son capaces de aceptarlo”.

A estos rasgos hay que sumar también un componente de rebeldía. "Piensan 'me quiero rebelar frente al pensamiento mayoritario y así me siento diferente porque soy una minoría frente al resto'".

Esta idea la defiende también el sociólogo Roberto Barbeito, profesor en la Universidad Rey Juan Carlos. "Hay una desconfianza amplia hacia las instituciones como nunca antes se había visto. Hacia los políticos, los medios de comunicación, las empresas... Hay un sentimiento de incredulidad general. Se ve a las instituciones como corruptas, que están en manos de élites y que no defienden el interés general. Y ven a la ciencia al servicio de las propias instituciones, y eso genera un rechazo".

Un pensamiento similar al religioso

Para Barbeito, no obstante, hay otro factor que juega un papel importante: "Los negacionistas tienen una actitud mental muy religiosa, aunque sean agnósticos, porque no se basan tanto en pruebas contrastadas, sino en convicciones íntimas, en la fe, ajena a cualquier evidencia, y que se refuerza cuando descubren la misma fe y convicción de ellos en otras personas".

Así, en las redes encuentran el refugio donde poder entender y ser entendidos, "máxime si viven en otros países y hablan otros idiomas". "Se apoyan en los números. Piensan 'no puede haber tantos tontos, ¿no?'". 

- Pregunta: Aún así, ¿hay personas más susceptibles de serlo que otras?

- Respuesta: Hay grupos de población que son susceptibles de ser seducidos por las propuestas populistas. De hecho, hay líderes populistas, de la extrema derecha, que han utilizado enfoques negacionistas para mantener movilizadas a sus masas. Orbán, Trump, Bolsonaro...

- P: ¿Y qué rasgos tienen en común?

- R: Tienen convicciones sólidas respecto a la patria, sienten que las instituciones les han abandonado y se sienten desamparados. Están muy próximos al del núcleo de apoyo de los partidos populistas. Se dejan seducir por sus proclamas y tienen una visión ingenua y errónea de la ciencia. Creen independientemente de las pruebas e incluso se refuerza cuando el contexto es hostil.

Esta idea la comparte también el psicólogo García Soriano, que pone un ejemplo: "Hubo un caso en EE UU de una negacionista que daba charlas y se hacía pruebas semanales delante de todos antes de empezar para demostrar que no se contagiaba porque el virus no existía. Un día dio positivo. Uno podría pensar que iba a cambiar después, pero lo que sucedió fue lo contrario. Fue más reaccionaria frente a su pensamiento previo".

- P: ¿Cómo se explica eso?

movimiento MINORITARIO

  • En España, sin embargo, el negacionismo no parece contar con muchos adeptos, como sí ocurre por ejemplo en Francia, uno de los países del mundo con mayor escepticismo hacia las vacunas. Según un estudio de Fecyt (Fundación Española para la ciencia y la Tecnología), dependiente del Ministerio de Sanidad, solo el 4% de la población española era "reticente radical" a vacunarse en mayo de este año, frente al 33% de julio de 2020. Es decir, se produjo una caída de 29 puntos en apenas diez meses. El 87% de la población mostró una total confianza en la inmunización.

-R: Bueno, los negacionistas son difíciles de convencer.

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