28 de septiembre de 2021

Los salieris de Javier

 

Antenoche, unos cuantos tuiteros fuimos testigos de cómo el candidato Tetaz se prestó, entiendo, cándidamente, a una operación tremenda del ala más delirante y nociva de los militantes de Milei.

No importa resaltar qué dijo el candidato a diputado sobre la gestión del BCRA durante el gobierno de Mauricio Macri ni tanto interesa si él dijo que no le rinde pleitesía, al caso eso es genuino y sería lo de menos. El problema vino después.

Casi a las 02 am, Tetaz les propuso, de buena fe, convenir una cita en un horario mejor, que convocara a más gente y en el que se pudieran discutir los temas que quedaron en el tintero. En realidad, estuvo unos 30 minutos girando sobre eso y los apurados por tener un debut sexual más o menos pronto, se dedicaron a chicanearlo, pisarse, faltarle el respeto y, por qué no, a hacerle jugaditas sucias para ver si MT pisaba el palito. Bueno. Minutos antes de retirarse del espacio, uno de los anfitriones le dice “Martín, sos tendencia en Twitter Argentina” a lo que el economista agradeció al pasar e intentó retirarse. La tendencia era #TetazComunista. No me interesa defender a una persona grande y con cierta trayectoria, pero sí me interesa enfocarme en esto: la falta de respeto como modo de hacer política.

El modelo Milei es un modelo deleznable. Y no hablo de su pensamiento cósmico de bajar el gasto público a como de lugar, sino que toda su postura no dista ni un poco de las que supo tener un joven resentido, llamado Adolfo, que en la Alemania de la posguerra necesitó hacerse notar. Hitler se paraba frente a unos pocos que querían escuchar sus discursos enardecidos e iracundos, culpando a algo, al sistema, hasta terminar en la última estación de odio: los judíos. En una época en la que no existían redes sociales, el boca a boca funcionaba muy bien y tenía alcance. Ya sabemos como siguió la historia, pero algo que a mi me inquieta hace meses es el fenómeno de los jóvenes viboritas y la vocación destructiva del sistema que tienen. Por extraño que resulte, también se parecen a los partidos de izquierda: todo el tiempo la culpa es del sistema, pero queremos formar parte de él. Tanto como para los libertarios como para los trotskistas fuera de tiempo, la república es algo a demoler porque representa los valores burgueses. Para unos, desde una óptica marxista, para otros, desde una óptica “anarco-capitalista”. Unos creen que todo debe ser control del estado, otros creen que nada debe ser control del estado. Para unos, los republicanos somos la encarnación de la explotación y para los otros, unos opresores impositivos. En ambos casos, sus exponentes pretenden ganar bancas en un sistema representativo, republicano y federal. Vaya uno a saber por qué, si no creen, ¿acaso uno va a la parroquia del barrio si no cree en los santos?

El modelo mileista toma lo peor de las peores expresiones políticas. El desprecio por las instituciones, por la vida electoral, por el respeto hacia el otro. Si bien la chicana ya es un modo de hacer política al que nos hemos acostumbrado, reproducirlo es absolutamente dañino e inconducente, sobre todo cuando te enarbolás como una figura de cambio.

Tal es así que sus seguidores, que parecen los alumnos de la escuela de la película Die Welle, son iguales o peores que él: repiten, incansablemente, el insulto “comunista” a cualquiera que se corra medio milímetro hacia el lado del Estado. Deberían, mínimamente, volver al colegio. Si no van a volver al colegio, deberían estudiar un poco las funciones del Estado moderno, los modelos, las posibilidades. El modelo socialdemócrata no es mala palabra y funcionó y funciona en muchos países. ¿Son perfectas las sociales democracias europeas? No. Son modelos creados y representados por los hombres ergo, tienen falencias. Es probable que acá no podamos tener una socialdemocracia a la europea por otros temas, pero no porque sean malas, sino porque el argentino promedio tiene mentalidad de huérfano y siempre está buscando un padre. Entonces, como tal, quieren congraciarse con papá Javier y hacen un montón de monerías a ver si les da un poco de bola. Lo que pasó la otra noche fue absurdamente irrespetuoso, sin un sentido claro y, peor, fue extremadamente cobarde. Tan cobarde, que entró el tío Beto Valdez a festejarles la puñalada artera a estos chicos que se quedaron con tantas ganas de debutar, que no sabían en qué gastar la plata y se la gastaron en fichines de pin ball, en unas revistas porno y se fueron a hacer compañía entre ellos, a ver si podían descargar un poquito. Desde que Tetaz abandono el Space, lo trataron de mentiroso, de contradictorio, de comunista y un sinfín de improperios innecesarios en ausencia del invitado. Es que nos sabés como le quedó el ojo al otro, mamá.

Estos minions de Milei dan tanta pena como sensación de inseguridad. Lo que en el barrio uno diría que son boludos peligrosos. Porque se prestan, con todo su ímpetu pueril, a una operación aun mayor y es a la del ídolo de los foros de Telegram, el operador massista, Carlos Maslatón. Un eterno tirabombas que desde 2015 se la pasó socavando la gestión de Macri y que llama, sin empacho, comunistas a todos los del Pro, UCR, CC, menos a los kirchneristas, claro. Porque no hay que perder el foco, que la hydra esa lo tiene bien cómodamente puesto a operar, si llamó a votar a Alberto Fernandez en 2019. Además de que utiliza y banaliza al comunismo, descontando que fue y es un régimen que hambreó pueblos enteros, hizo purgas entre los propios, asesinó a opositores, dominó todos los medios de comunicación, generó épica en situaciones cotidianas y todo un relato mítico de creación y sustento, mueve, junto con Milei a una masa de jóvenes descontentos que no conoce muy bien de qué va la política, pero lo milita. Lo milita con fervor, con ese fervor al que se le puede encomendar poderes especiales, facultades divinas. Porque muy bien explotado está el nicho de los hartos de los tongos, de los impuestos regresivos, del “roban y ya ni hacen”. El discurso del enojado como vos y como yo, del cansado de la casta política es todo lo que cualquiera querría escuchar. Nadie votaría a una persona si les dijera, abiertamente, que va a entrar a robar. Habla para los adolescentes que, a falta de clases presenciales en las universidades y ausencia de contacto con los militantes del FIT, consumieron sus repeticiones y discursos por YouTube y todo lo que recircula en redes sociales.  Y los minions lo siguen y operan para el massismo, aunque ellos crean que militan la abolición del Estado (insisto, qué marxista) y son muy agresivos y sí, las formas importan. Y no compartimos valores, evidentemente. La cobardía es un modo de vida y no estoy dispuesta a darles banca en ningún lado a los resentidos a los que les decís que no querés ser la novia y enojados te espetan “puta”.

9 comentarios:

Dr Chot-o dijo...

Genia siempre Morgana

Buena Base dijo...

gorda culo roto

Patricia dijo...

Absolutamente lo mismo pienso. Agregó como agravante, hablar mal del él cuando se había retirado del space. Deplorable el papel de Beto Valdez

Nico dijo...

Recién lo veo. Excelente como siempre.

Anónimo dijo...

Dejá de joder con los pibes liberales larretitsta fracasada, dejá de joder.

Las advertencias fueron debidamente presentadas.

Viva la libertad carajo!!!

Unknown dijo...

Aguante Milei! El único que no se vende a un partido lleno de palomas

Brisitatrans dijo...

MALISIMO. POBRE MINA

Anónimo dijo...

Empezás diciendo que los que siguen a Milei tienen como base el insulto y renglón siguiente les decís pajeros? Esa es una crítica?
Y todos los de la villa que lo votaron en Lugano, Flores y Pompeya también son pajeros? es un análisis muy simple el tuyo.

Esteban Paz dijo...

Lindo artículo, se te enojaron un par de intelectuales.
Acá tenes un nuevo lector