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Un país sin guetos ni refugiados: ¿la derecha radical? No, la socialdemocracia danesa
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Leyes contra los guetos de inmigrantes

Un país sin guetos ni refugiados: ¿la derecha radical? No, la socialdemocracia danesa

El partido gobernante de Dinamarca tiene una narrativa de "mano dura" con la inmigración, con nuevas leyes como que solo puede haber un "30% de no occidentales" en los barrios

Foto: Una tienda de velos islámicos, en Mjølnerparken, uno de los barrios de la lista de guetos de Dinamarca. (Reuters)
Una tienda de velos islámicos, en Mjølnerparken, uno de los barrios de la lista de guetos de Dinamarca. (Reuters)

Probablemente no existe ya guía de viajes sobre Copenhague que no recomiende una visita al barrio de Nørrebro, multicultural y alternativo, cada vez más codiciado por 'indies' y hípsteres. Durante el paseo, uno puede acabar casi sin darse cuenta en Mjølnerparken, una de las dos zonas de la capital danesa consideradas guetos duros. No se topará con maleantes con pistolas o trapicheos de drogas a plena luz del día, como quizás evoca el término —probablemente, por la contaminación de películas y series norteamericanas—, sino con un pequeño conjunto residencial en el que viven un millar de personas cuya característica principal es que la gran mayoría (más de un 80%) tiene origen 'no occidental'. Esto, sumado a pocos ingresos y un bajo nivel de educación, es lo que hace que, año tras año, Mjølnerparken se incluya en la lista de guetos que publica cada diciembre el Gobierno danés desde hace una década.

Para formar parte de esta lista, la condición indispensable es que más de la mitad de los vecinos sean inmigrantes o hijos de inmigrantes procedentes de países no occidentales. El anterior Gobierno liberal-conservador de Lars Løkke Rasmussen impulsó un plan para acabar con los guetos con el horizonte puesto en 2030, que incluía una veintena de medidas, como la imposición de penas el doble de altas a los crímenes cometidos en estas áreas, prohibir enviar a los hijos al país de origen de sus padres durante las vacaciones y derribar cientos de edificios de vivienda social para dispersar y reubicar a los residentes. Según la ley, los guetos duros (los que llevan más de cinco años en la lista) deberán tener como máximo un 40% de vivienda pública en 10 años. En Mjølnerparken, por ejemplo, ahora son el 100%. La solución pasa por vender más de la mitad de las viviendas actuales a empresas privadas, con la consiguiente multiplicación de los precios, o por demolerlas.

placeholder Una obra en Mjølnerparken, gueto de Copenhague. (Reuters)
Una obra en Mjølnerparken, gueto de Copenhague. (Reuters)

Aquellas leyes antigueto se fueron aprobando en el Parlamento durante la anterior legislatura, con el apoyo, entre otros, del Partido Socialdemócrata, entonces en la oposición y desde 2019 en el Gobierno. Capitaneados por la primera ministra, Mette Frederiksen, los socialdemócratas daneses no han dado marcha atrás, sino que incluso han llevado la propuesta un paso más allá.

Recientemente, han firmado un acuerdo con otros cinco partidos para ampliar esa lista negra a una sesentena de áreas potencialmente vulnerables por su elevada proporción de inmigrantes (aunque menor que en los guetos), donde también se deberán llevar a cabo medidas para fomentar que se conviertan en áreas residenciales 'mixtas'. El objetivo es que en 2030 ninguna área residencial de Dinamarca tenga más de un 30% de vecinos no occidentales.

Foto: Refugiados procedentes de Dinamarca a su llegada a la estación de Malmo, Suecia. (Reuters)

Según información oficial de 2018, en Dinamarca viven alrededor de medio millón de personas de origen no occidental (10 veces más que hace 40 años), lo que supone aproximadamente un 8% de la población. “Concentrar inmigrantes no occidentales en áreas residenciales específicas y en las escuelas y guarderías de sus alrededores impide la integración e incrementa el riesgo de que emerjan sociedades paralelas religiosas y culturales”, constata un informe publicado por el Gobierno socialdemócrata en marzo para anunciar las nuevas medidas.

No se podrá aceptar como nuevos inquilinos a ciudadanos procedentes de países no europeos

Alcanzar ese objetivo del 30% “requerirá un cambio a gran escala y específico en la composición actual de los residentes en muchas de las áreas de vivienda pública del país”, dijo el ministro del Interior y Vivienda, Kaare Dybvad. Un elemento clave para modificar la composición de vecinos en estas zonas identificadas como vulnerables o potencialmente vulnerables será la introducción de criterios en las normas de alquiler que den prioridad a los solicitantes que tengan empleo o estén estudiando. Además, no se podrá aceptar como nuevos inquilinos a ciudadanos procedentes de países no europeos, ni tampoco a aquellos que reciban subsidios.

Línea dura contra la inmigración

Las leyes antigueto —aunque el Gobierno socialdemócrata ha sustituido el término 'gueto' por "sociedades paralelas" para evitar su estigmatización— son parte de la línea dura de Dinamarca con la inmigración y los refugiados.

El país escandinavo ha recibido atención internacional durante los últimos meses por decisiones polémicas como la de retirar la protección a los refugiados procedentes de la región de Damasco, al considerarla una zona segura, convirtiéndose así en la primera nación europea en revocar los permisos de residencia a los refugiados sirios. Las autoridades danesas ya han empezado a notificarlo a los afectados y tienen en revisión unos 800 casos. Sin embargo, los sirios no pueden ser deportados a la fuerza, ya que Dinamarca no tiene acuerdos con el régimen de Bashar el Asad, por lo que los que se nieguen a volver serán enviados indefinidamente a un centro de deportación en el país nórdico. La decisión ha recibido críticas tanto por parte de los socios externos del Ejecutivo de Frederiksen como también de organizaciones humanitarias como Amnistía Internacional y Acnur.

placeholder Dos jóvenes juegan en un parque en Mjølnerparken. (Reuters)
Dos jóvenes juegan en un parque en Mjølnerparken. (Reuters)

El Gobierno danés también ha sido reprobado por haber iniciado conversaciones con países africanos como Ruanda y Marruecos para externalizar los procesos de asilo. El Parlamento aprobó hace pocas semanas una normativa que permitirá enviar a los peticionarios de asilo a un centro de refugiados fuera de Europa. Si se acaba llevando a cabo, los demandantes que lleguen a Dinamarca serán enviados a ese tercer país, donde se procesará su caso y donde se podrán quedar en caso de que tengan derecho a protección.

La ambición de Dinamarca, según palabras de la primera ministra, es llegar a la cifra de “cero demandantes de asilo”

La ambición de Dinamarca, según palabras de la primera ministra, Mette Frederiksen, es llegar a la cifra de “cero demandantes de asilo” para preservar la cohesión social del país, que asegura está en riesgo, especialmente desde la crisis de los refugiados de 2015 y 2016. El año pasado, Dinamarca concedió asilo o algún tipo de protección humanitaria a unas 600 personas (de las 1.500 que lo habían solicitado), la cifra más baja desde que empezaron los registros en 1992. Según el ministro de Inmigración e Integración, Mattias Tesfaye, se trata de una buena noticia, que se debe sobre todo a “la estricta política de inmigración” del país.

Sin fisuras entre socialdemócratas y conservadores

Según el politólogo de la Universidad de Copenhague Kasper Møller Hansen, las políticas migratorias han sido el elemento decisivo en la elección de los primeros ministros de los últimos 20 años, y los socialdemócratas han llegado a la conclusión de que la única opción de conseguir y retener el poder es alineándose con el bloque de derechas en cuanto a la gestión de la inmigración y los refugiados.

“Bajo el liderazgo de Mette Frederiksen, y sobre todo desde 2016, los socialdemócratas empezaron a votar a favor de las políticas migratorias estrictas del bloque liberal-conservador”, explica Hansen a El Confidencial. El politólogo asegura que esa fue la manera de apartar esta cuestión del debate político en las últimas elecciones, ya que los votantes ya no percibían grandes diferencias entre los dos grandes partidos.

placeholder Datos de asilo de Dinamarca, ofrecidos por la EASO. Haga clic para ver la imagen completa.
Datos de asilo de Dinamarca, ofrecidos por la EASO. Haga clic para ver la imagen completa.

“Desde entonces, los socialdemócratas han seguido muy ansiosos por mantener la narrativa, la imagen de que son un partido estricto”, añade, asegurando que es la forma de garantizarse el poder. “Si preguntamos a los daneses en una encuesta de opinión si están a favor de políticas migratorias duras, una clara mayoría, de alrededor del 60 o el 70%, dice que sí. Así es muy difícil imaginar a los socialdemócratas cambiando su postura”, detalla el politólogo.

A su juicio, el Partido Popular Danés (Dansk Folkeparti), nacido a mediados de los noventa con una posición muy severa contra los inmigrantes, ha jugado un rol “muy importante” en la evolución de las políticas migratorias de las últimas dos décadas. “En primer lugar, movilizaron a gente que hasta entonces no votaba porque estaba descontenta con el sistema, y en segundo lugar, consiguieron poner en la agenda política una cuestión de la que no se hablaba”, explica, y considera que está ocurriendo lo mismo en muchos otros países europeos, como en la vecina Suecia.

Foto: Un efectivo de control de explosivos en Dinamarca. (EFE)

“Creo que en Suecia se está produciendo la misma evolución que en Dinamarca, solo que 20 años más tarde. Nosotros tuvimos nuestro Partido Popular Danés antes y empezamos a hablar de inmigración de forma diferente”, argumenta. “Creo que en Suecia y en otros países pasará lo mismo que pasó en Dinamarca: se intenta apartar a este tipo de partidos y no negociar con ellos, pero tarde o temprano se irán incluyendo en el funcionamiento normal de la política”, concluye.

Probablemente no existe ya guía de viajes sobre Copenhague que no recomiende una visita al barrio de Nørrebro, multicultural y alternativo, cada vez más codiciado por 'indies' y hípsteres. Durante el paseo, uno puede acabar casi sin darse cuenta en Mjølnerparken, una de las dos zonas de la capital danesa consideradas guetos duros. No se topará con maleantes con pistolas o trapicheos de drogas a plena luz del día, como quizás evoca el término —probablemente, por la contaminación de películas y series norteamericanas—, sino con un pequeño conjunto residencial en el que viven un millar de personas cuya característica principal es que la gran mayoría (más de un 80%) tiene origen 'no occidental'. Esto, sumado a pocos ingresos y un bajo nivel de educación, es lo que hace que, año tras año, Mjølnerparken se incluya en la lista de guetos que publica cada diciembre el Gobierno danés desde hace una década.

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