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Conan o el superhombre pop

A mi padre tengo que agradecerle que me haya inculcado toda la cultura pop. Recuerdo esas tardes lluviosas que servían de pretexto para subir al desván y ojear con un interés casi aqueológico aquellos cómics donde bárbaros melenudos o superhéroes vestidos con trajes estrafalarios repartían mandobles a diestro y siniestro con el pretexto de la defensa de la justicia. O las sesiones de cine de sobremesa en las que encontrabas películas tan lúdico-fantasiosas como Los Goonies, Indiana Jones o Conan el bárbaro. Es de esta última película de la que pretendo reflexionar.

Hasta hace poco no había entendido el por qué me llamaba más la atención el film del bárbaro Conan en comparación con sus cómics. Yo pensaba: «pero si es una película de serie B, ¿cómo puede ser que me parezca más atractiva que esas viñetas del coloso, que parecen casi en movimiento?». La resolución de mi duda vino cuando entendí la razón por la que Jon Milius había incluido al principio de la película la frase atribuida a Nietzsche: «Lo que no te mata te hace más fuerte». Y es que la cinta es una recreación temática de la filosofía nietzscheana adaptado a los medios de difusión modernos. Hagamos, pues, un recorrido paso a paso del metraje.

En primer lugar, encontramos a un jovencito Conan (interpretado por Jorge Sanz) criado en la filosofía de las armas, un pragmatismo donde el hombre solo puede confiar en sí mismo. La trama se desarrolla de la siguiente forma: se asesina a la familia de Conan; este es esclavizado y sometido a los sufrimientos y placeres más mundanos; crece y decide vengar la muerte de sus padres contra Thulsa Doom, un asceta que promueve el sometimiento del hombre al más allá.

Y es que Arnold Schwarzenegger encarna la filosofía del superhombre nietzscheano pero con la estética más pop. La película, siguiendo Así habló Zaratustra, realiza una crítica contra la metafísica del más allá (el «Dios ha muerto» que promulga Zaratustra); Thulsa Doom ha conseguido imponer un sometimiento de los valores del hombre en favor de la metafísica. Aquí es donde Nietzsche, y por consiguiente Conan, realiza una crítica de esta filosofía del misticismo: el hombre moderno o superhombre, al igual que el bárbaro, no debe someterse a una sociedad basada en lo que está después de la muerte, sino que debe fundamentarse en una serie de valores forjados por la humanidad sobre la Tierra. Conan solo cree en la fuerza de su voluntad; hasta tal punto que, en un momento de la película, se le pregunta sobre qué es lo más importante en la vida y respondiendo: «Aplastar enemigos, verlos destrozados y oír el lamento de sus mujeres». El hombre, y no Dios, es el que impone su propia filosofía y fija su sistema de valores.

Llega un momento del metraje en el que Conan es crucificado, cual Jesucristo, pero consigue vencer este sacrificio con la ayuda de sus compañeros, Valeria y Subotai. Siguiendo el pensamiento nietzscheano este es el punto de inflexión: el del triunfo de la filosofía del hombre frente al poder de lo divino. La humanidad pasa a tener el poder y no un dios que no está presente. Conan reza a Crom, el dios en la tierra, construido a imagen y semejanza de la humanidad.

Otro de los símbolos que se manejan en el largometraje es el de la espada, que significa esa confianza en la acción del propio hombre. La espada del padre de Conan se quiebra sometida al poder supraterrenal de Thulsa Doom, pero el joven bárbaro encuentra una nueva en la cripta de un antiguo gobernante que reforjará la victoria del superhombre sobre el profeta. Conan logrará asesinar a Thulsa Doom sin que le afecte su magia o su ascetismo.

La dialéctica del largometraje, como logramos observar, es la importancia de una sociedad terrenal contra los valores heredados de una mística celestial que siempre está por llegar (es la actividad contra la pasividad). A todo esto se le debe añadir la modelización de esta filosofía nietzscheana en clave de fantasía épica: Conan es el representante de estos valores, simbolizando el típico arquetipo ochentero donde un musculado joven se enfrenta a los peligros más surrealistas inimaginables y vence siempre con mano implacable. No es casualidad que se le una la música grandilocuente de Basil Poledouris, heredero del romanticismo de Wagner y, como sabemos, de gran afinidad con la filosofía de Nietzsche.

En consecuencia, Conan el bárbaro es una obra maestra que comulga de forma exquisita las formas y valores del héroe ochentero con la filosofía más pragmática y romántica de Nietzsche, produciendo uno de los grandes popes de la épica moderna: el superhombre pop.

Javier Paramio González
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5 comentarios

  1. Que Conan es una película de serie B??? Puf… no sé si seguir leyendo… venga, lo intentaremos. Mírate «Kárate a muerte en Torremolinos», y me cuentas.

    1. Lamento decepcionarte pero es una película de serie B, muy barata, como todas las que producía de Laurentiis. Actores desconocidos (la mayoría ni siquiera actores, como Subotai, Valeria, los drugos de Thulsa Doom y el propio Schwarze), muy pocos efectos especiales y muy baratos (la escena en que los espíritus tratan de llevarse a Conan, la de la bruja en la ciudad encantada de Cuenca…), muchos menos extras de los necesarios (los picados y contrapicados de los fieles en la montagna de poder y las antorchas simulando ser personas etc.)

  2. Me temo que esa interpretación tuya es muy relativa:
    – John Millius aportó mucho a la película, pero la historia ya estaba escrita cuando se incorporó al proyecto, y era de Oliver Stone.
    – Conan no es «ochentero»: Fue creado en los años 20 con los ingredientes exactos que aparecen en la película, película por cierto que fue diseñada practicamente en los 70.
    – Me hubiera gustado entrar en la interpretación de lo que significa la espada y el cambio de filosofía de Thulsa Doom pero no tengo el suficiente tiempo, y de todas formas queda bastante claro en la película: no creo que intente entrar en esas «profundidades», creo que eso solo es una interpretación muy personal.

  3. -Jon Millius reescribió el guión casi al completo, Stone tenía una visión muy diferente del personaje.
    -La estética de la película no está basada en las novelas de Howard sino en los cómics de los 70/80.
    -La película comienza con una cita de Nietzsche, Millius y medio Hollywood estaban fascinados con el tema, que estuvo pasajeramente de moda y es evidente la intención filosófica.

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