Ten hijos para esto

La saga Las Ratitas es la prueba de que la explotación infantil existe en redes sociales (y, por desgracia, nadie hace nada al respecto)

Las Ratitas, inspiradas en dos niñas de Youtube, lo están petando en el mundo editorial, pero reflejan una problemática de las redes sociales muy oscura: la de exponer a los pequeños a un solo clic a cambio de billetes.
las ratitas redes sociales
La saga Las Ratitas es la prueba de que la explotación infantil existe en redes sociales (y, por desgracia, nadie hace nada al respecto)4.12 Studio

En las librerías puedes ver, en enormes vinilos promocionales, las portadas de los libros de Las Ratitas. También están en pilas gigantes en columnas, en pilas más pequeñas junto a las cajas. En todas partes. Los libros de las Ratitas se venden por millares y son una de las apuestas principales de una del sello infantil de una de las principales editoriales del país. 

Los libros de Las Ratitas, escritos por sabe dios quién, cuentan las aventuras de dos hermanas apodadas así que triunfan en Youtube. Cuando digo triunfan, quiero decir TRIUNFAN. No hablamos de una cosita viral de un día. Hablamos de un canal con 23 millones de seguidores. De videos con millones de visualizaciones. De familias que abandonan su trabajo para centrarse en este tema y se tienen que mudar a Andorra porque hay un clima estupendo y es fenomenal para hacer deporte y conocer gente. 

Los libros, bueno, pues es lo que hay. Si animan a leer a sus fans y les hacen conocer el mundo de las librerías pues nada, bienvenido sean. Pero los vídeos… me parecen directamente abyectos. 

Me resulta difícil comprender por qué no se permite a nadie poner a trabajar a tus hijos menores o a vender rosas por los restaurantes pero te permiten explotarlos de esta manera a la vista de todo el mundo. Si me provoca un debate el hecho de publicar en redes sociales fotos de menores, imaginad mis sentimientos cuando publicas horas y horas y horas de vídeos con intenciones comerciales. 

Porque eso es lo único que son las Ratitas: niñas anuncio. Son vallas que alquilas para alquilar tus productos. Anúnciese aquí. Lo que sea. Consolas, muñecas, cromos, todo vale. 

El instante en el que se me rompió el corazón fue viendo uno de sus vídeos en los que en la mañana de Reyes abrían todos sus regalos mientras sus papás las grababan para publicarlo. Docenas y docenas de cajas de presentes duplicados – uno para cada una – y todos patrocinados. ¡El balón oficial del Real Madrid! ¡La consola no se qué! ¡Los patines no sé cuantos!

Esos padres que no paran de editar y publicar imágenes de sus hijas anunciando los juguetes que necesitan para rellenar esa vivienda enorme andorrana que han pagado con la explotación comercial de una niña de 6 y otra de 7. 

Ya sé que siempre han existido la figura de estos padres de mini actores y actrices dispuestos a cualquier cosa por exprimir esto pero, con estos niveles de audiencia, hablamos de un experimento inédito. 

Siempre pensamos en el futuro de nuestras hijas, es una de las cosas que te pasan cuando eres padre. ¿Se puede dormir tranquilo cuando estás influyendo tan radicalmente en su crecimiento? ¿Puedes descansar sabiendo que, a cambio de muchos, muchos, muchos billetes, tus niñas serán eternamente Las Ratitas, esas niñas que se maquillaban y abrían cajas de Barbies una tras otra?

Una pequeña búsqueda en noticias para informarme sobre la recepción de estos vídeos me informó de una cosa muy significativa. Hay voces que piden que la Fiscalía investigue a esta familia. ¿Es legítimo hacerle esto a tus propias hijas? Los padres, los anunciantes, las editoriales ¿son cómplices de esta situación? Mientras continúan mis dudas morales, los billetes siguen entrando a paladas. 

En uno de sus vídeos más comentados, la madre aparece con un ojo morado y antes de revelar que ha sido en un accidente se bromea con la posibilidad de que se lo haya hecho papi. En otro, las niñas se maquillan como adultas para ir a una discoteca. 

No hay límites éticos en los contenidos de estos vídeos porque las cuentas corrientes no tienen tampoco límites. 

Es inútil sentir pena por Las Ratitas, pero a mí me la dan. Viven en una supercasa, se lo pasan pipa haciendo vídeos divertidísimos, tienen todos los juguetes que existen, su vida es una fiesta. Todas las niñas querrían ser Las Ratitas. Me parece algo verdaderamente aterrador a la vista de todo el mundo. 

Nos llevaremos las manos a la cabeza con este tema algún día. Yo ya las tengo ahí instaladas. 

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