Escala 1:1: «Girls Just Wanna Have Fun» o cuando el sentido de la versión cambia el significado de la original

Cuenta la historia que Robert Hazard, un cantante que siempre tuvo más ganas que suerte, cansado de que sus padres le preguntaran por qué no se echaba novia, compuso en 1979 en forma de respuesta «Girls Just Wanna Have Fun». El tema, influido por el power pop y una incipiente nueva ola un tanto áspera en su plano revival del rock, estaba narrado desde un punto de vista masculino, y en él se quejaba (no sabemos si amargamente) de que las chicas solo querían divertirse y nada más. Tampoco sabemos si sería suficiente para responder a la duda de sus padres.

 

Cyndi Lauper (1983). Unos cambios por aquí y…

La neoyorquina rescató este tema y convino en darle un sentido totalmente distinto. Ella quiso que la visión masculina desapareciera para otorgar a este tema un ángulo desde el punto de vista femenino con el que reivindicar el derecho de las chicas a tener las mismas experiencias que los chicos. Para ese cambio tuvo que convencer a Hazard, que no le pareció mal, como tampoco le pareció mal renovarla (antes, cuatro años eran suficientes para hablar de renovación) a base de sintetizadores y melodía más pegadiza. Años más tarde, Lauper se autoversionaría con la jaimacanizada «Hey Now (Girls Just Wanna Have Fun)».

 

Miley Cyrus (2008). Pop, punk, ¡zas!

A pesar de que el grueso de propuestas de este tema se publica, sobre todo, en los 2000, hay que esperar hasta 2008 hasta que se recupera en forma de cierto éxito. La fórmula fue similar a la de la primera versión: cantante femenina de moda y revisión estilística más adaptada a la audiencia. Así es como Miley Cyrus se lanzó con su pop de chicle (chicle punk, claro) guitarrero le dio una nueva vida mainstream. La iniciativa vino de la propia Lauper, lo que dejaba claro (por si no lo estaba) que cualquier versión del tema sería sobre la primera versión, dejando la idea inicial de Hazard en una anécdota abocada al olvido.

 

Russian Red (2008). Melancolía.

Lourdes Hernández lanzó su versión muy poco tiempo después de que lo hiciera Cyrus. Lógicamente, el interés por su versión no radica en la popularidad, sino en la deliciosa adaptación a los estilos del americana o del folk más sadcore. Acostumbrados a las voces de timbre agudo y a una música acelerada y festiva, la propuesta de Russian Red es bienvenida por, precisamente, lo contrario.

 

Shaggy (con EVE) (2012). Ni una canción sin versión a ritmo jamaicano.

Shaggy se sacó de la manga, con a, este cóctel de sonidos que aglutinaba el sentido festivo de beats, algo de dancehall, voces con reverberación, subidón, fusión reggae y rap (a cargo de EVE, que para eso era su negociado) y que resultó ideal para romper las pistas con ese estilo que triunfaba a principios de la década pasada. Fue incluida en la banda sonora de Hollywood Girls, y el tema también se aprovechó de haberlo hecho a tiempo, antes de que aquella serie se fuera al garete.

 

De toda condición.

El pepinazo que supuso la versión de Cyndi Lauper hizo que, desde su publicación, más de un centenar de nombres propusiesen sus versiones. Entre versiones olvidadas (y olvidables), las clásicas ardillas cantarinas, adaptaciones a otros idiomas y temas instrumentales, «Girls Just Wanna Have Fun» tiene donde buscar esas cuatro elegidas con las que suelo cerrar cada Escala 1:1. Aquí van esas joyas ocultas (que, a veces, por algo permanecen ocultas).

Big Daddy (1985). Curiosa versión de este grupo angelino de rock cómico, con intervención coral y clara alusión barbershop. Fue de las primeras reconocidas tras el éxito de Cyndi Lauper.

Lolly (2000). Calcada al «Hey Now (Girls Just Wanna Have Fun)», esta versión de versión de versión a lo teen band no tiene nada de original, más allá de su entrada al milenio con videoclip premonitorio, con espera de mensaje al móvil y coreografía coral.

Bad Candy (2006). Buena versión de esta banda neerlandesa, que intenta aglutinar rock, pop, dance y algo de originalidad en el ritmo de su instrumentación.

Soraya (2007). La pionera española (un año antes que Russian Red) cambió el timbre de la voz de la primera versión y poco más. Para ese viaje no hacía falta tanta alforja.

 

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