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Se inyecta un té de hongos alucinógenos y le crecen hongos en las venas

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Foto: Peter Dejong (AP)

Un estadounidense de 30 años estuvo a punto de morir tras inyectarse en vena un té de hongos alucinógenos. Según un informe médico prepublicado en Journal of the Academy of Consultation-Liaison Psychiatry, el hombre desarrolló una infección potencialmente letal que hizo que los hongos crecieran en su sangre.

El paciente pasó cerca de un mes en el hospital después de que su familia lo llevara a urgencias en estado de desorientación. Tenía trastorno bipolar y un historial de dependencia a los opioides, pero había decidido dejar de tomar sus recetas y automedicar su depresión con drogas psicodélicas tras encontrar estudios que mostraban beneficios en el uso de hongos alucinógenos y LSD.

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Días antes de su llegada al hospital, el hombre se había inyectado lo que llamó un “té de hongos”. Hirvió unos hongos alucinógenos en agua, los filtró con un bastoncillo de algodón y se administró la infusión por vía intravenosa. Poco después, vomitó sangre y sufrió síntomas como letargo, ictericia, diarrea y náuseas. Cuando ingresó en la unidad de cuidados intensivos del hospital, varios de sus órganos comenzaron a fallar, incluidos sus pulmones y riñones.

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Las pruebas médicas revelaron que el hombre tenía una infección bacteriana y fúngica en la sangre. Los hongos que se había inyectado ahora se alimentaban y crecían en su cuerpo. Estuvo ocho días en la UCI. Entre otras cosas, los médicos le administraron un tratamiento intensivo de antibióticos y antimicóticos. Y aunque todavía sigue tomando los antimicrobianos, el paciente se recuperó.

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Los autores del informe médico encontraron dos casos similares en otro informe de 1985. En uno de ellos, otro hombre de 30 años enfermó con vómitos y más síntomas al inyectarse hongos por vía intravenosa, pero se recuperó después de recibir atención médica. Y es que, aunque los hongos de psilocibina hayan sido propuestos como tratamiento para la depresión y los trastornos derivados del uso de sustancias, su estado legal hace que mucha gente se los administre por su cuenta con poca información pública sobre un uso seguro.