Guillermo Grispo: un mendocino entre Batman y Superman

Doble de riesgo y asistente de dirección de escenas de acción, coreografeó las peleas entre los superhéroes en la película de Zack Snyder “Batman vs Superman”. En charla con Estilo, narra sus increíbles experiencias en los sets de filmación de los tanques

Guillermo Grispo: un mendocino entre Batman y Superman
Guillermo Grispo: un mendocino entre Batman y Superman

Así, como una cosa lleva a la otra, el mendocino Guillermo Grispo partió un día del país con un bolso bajo el brazo para especializarse en Aikido. Viajó a Japón, Estados Unidos y Canadá, donde vivió un tiempo y conoció al actor norteamericano Wesley Snipes, cuyo asistente le sugirió que podría tener carrera en el mundo de los dobles. Guillermo ni lo dudó: al volver a Mendoza llamó a un amigo que filmaba fiestas y armó un video, lo mandó al equipo de Snipes y… nadie lo llamó.

No se detuvo: volvió a agarrar el bolso y partió nuevamente a Canadá, donde poco a poco comenzó a tener pequeños papeles como doble mientras continuaba entrenándose en diferentes artes marciales: además de aikido, en su experiencia por el mundo había aprendido sambo ruso, jiu jitsu brasileño, boxeo filipino, esgrima, manejo de cuchillo, kempo y espada japonesa.

Un día junto a un amigo comenzó a viajar a Rusia para participar en producciones cinematográficas más grandes, hasta que de vuelta en Canadá, en el año 2006, se enteró de que estaban audicionando para una película llamada “300”.

A pesar de que en el pequeño y competitivo círculo de dobles de riesgo le decían que no estaba a tiempo de presentarse, volvió a preparar un video y lo mandó a la producción: esta vez sí lo audicionaron y lo contrataron y su trabajo gustó tanto que terminó trabajando no sólo allí sino también para los directores más importantes de películas de acción y aventuras de la actualidad, éxitos como “X-Men Primera Generación”, “Kickass”, “Conan”, “Riddick”, “Sucker Punch”, “Ninja Asesino”, “Iron Man 2” o “Los Indestructibles”, donde no sólo participó como doble de riesgo sino que además comenzó de a poco a constituirse en asistente fundamental de los encargados de las escenas de acción, entrenando a actores como Russell Crowe, Jason Statham, Vin Diesel, Gerald Butler o Colin Firth. Así. Como una cosa lleva a la otra.

“Acabo de volver de la última de Zack Snyder, ‘Batman vs Superman’”, cuenta hoy Guillermo contento y sencillo desde su hogar en Ciudad, donde vino a pasar las fiestas. Y con excelente humor se dispuso a esta charla en la que nos contó detalles divertidos y aspectos desconocidos de su profesión.

–¿Cómo fue preparar las peleas entre Batman y Superman?

–Yo estaba fascinado. A mí, te digo, los dos personajes me encantan, pero Batman es algo que siempre me gustó. En el año 2007 casi trabajo en la segunda parte de la trilogía de Christopher Nolan, pero al final por cuestiones de contrato no se hizo y se me cayó el mundo. Por suerte después Zack incorpora a Batman en este proyecto que pasa a tratar el origen de la Liga de la Justicia. Va a estar a cargo de toda la franquicia con sus secuelas, que van a ser los próximos proyectos de Zack.

–¿Y qué rol tuviste en la película?

–Asistí preparando coreografías al coordinador de dobles y director de la segunda unidad, Damon Caro, que está con Zack desde hace años. Trabajé con ellos en “300”, “Sucker Punch” y la primera de Superman, “El Hombre de Acero”, y la verdad es que mi escuela de cine son estas películas. Zack me parece lo más groso hoy en películas de acción, es un capo y a la vez nos da rienda suelta para que diseñemos las peleas y hagamos la edición. También me encargo de operar la cámara en los ensayos de acción filmados, hacemos la coreografía y después hago toda la compaginación de imágenes de esta especie de muestra de escenas de acción.

–¿Qué nos podés contar de la historia?

–Mirá, en la Warner son muy estrictos, no puedo contar mucho, pero no hay ninguna sorpresa si digo que Batman y Superman se enfrentan en la película. Es una de las secuencias más importantes y estuve activamente involucrado en el diseño de esa pelea: el cruce de golpes de puño y los movimientos físicos los armamos con mi compañero Ryan Watson.

En sí uno piensa que Batman no tiene posibilidad, que el otro lo aplasta como a un insecto. Pero cuando veas la película vas a ver que todo decanta y cae por su propio peso, hay una explicación muy inteligente detrás de una confrontación que de primera mano parece totalmente desventajosa para Batman.

–Suena entretenido armar peleas entre superhéroes…

–¡Claro! Imaginate, fue como hacer dulce de leche, ahora Batman va a pelear de la manera en que siempre soñé verlo pelear… Es un personaje tan preparado en artes de combate que podés hacer muchas cosas, pero no se suele aprovechar. Incluso en las últimas películas de Nolan no están muy bien las escenas de acción, tanto desde el punto de vista técnico marcial como la coreografía, la filmación, malos manejos de cámara…

Ojo, no me malinterpretes, Nolan es un excelente realizador, me saco el sombrero, hace historias fascinantes, pero me parece que no le dedica el tiempo necesario a una pelea, a los golpes como tienen que ser. Todo ese lujo de detalles que a Zack, al ser él un tipo tan físico, le encanta preparar. Entonces creo que se va a notar un contraste muy importante cuando se vean estas peleas de Batman en comparación a las anteriores.

–¿Y con qué cosas tenés que tener cuidado al armar estas escenas?

–Y, muchas cosas… Vos llegás y decís “Bueno, ahora quiero golpear contra esa ventana y la quiero romper” y te dicen “¡No, no, pará!”, porque no podés girar la cámara para tal o cual lado por la iluminación, o porque no está contemplada la extensión digital de un punto.

Por ejemplo, imaginate una pelea en una locación exterior en Ciudad Gótica: yo digo “Bueno, en esta escena quiero un ángulo bajo mirando hacia arriba cuando está tirando la patada”, y me dicen “No, mirá, si vos mirás hacia arriba esa toma a la producción le va a costar 80 mil dólares más porque agregaríamos la extensión digital desde los edificios hasta las nubes, entonces bajá un poquito la cámara que nos va a salir mucho más barato” (risas).

OTRAS EXPERIENCIAS

–Además de trabajar con Snyder lo hiciste en "Ninja Asesino" con los hermanos Wachowski (Matrix), otros que revolucionaron el cine de acción. ¿Cómo fue esa experiencia?

–Sí, trabajé con ellos en “Ninja Asesino”. La dirigió James McTiegue con producción de los Wachowski, pero en los ensayos de acción, donde nosotros estábamos a cargo de las cámaras, ellos venían y nos las pedían y se ponían a filmar. Si bien se dice que son excéntricos los tipos son de primera, muy simples. Bueno, Larry obviamente tiene su nuevo look, hizo todo un cambio en su vida…

–Claro, cambió de sexo hace pocos años…

–Sí, pero los tipos son tan profesionales, tan técnicos, tienen tan claro lo que quieren que ni pensás en esas cosas.

–¿Y en cuanto a los efectos especiales qué diferencias notaste con lo que venías haciendo?

–En sí la influencia de los Wachowski viene directamente de películas de Hong Kong y de todo lo que es animé, ellos mezclaron estos elementos y los incorporaron al mundo de Hollywood. Después los grupos de dobles los empezaron a copiar y todos hacían lo mismo, entonces ellos en “Ninja Asesino” querían obviamente hacer algo diferente, jugar con la oscuridad, que los ninjas salieran y se escondieran en las sombras de manera natural. Y cuando lo veías en el set era algo casi mágico.

Pero creo que con este efecto de confusión entre oscuridad y flashes se perdió mucho de la belleza de la coreografía. También, en ese sentido, hubo una pequeña contribución que llevamos tras hacer “300”: el efecto de la cámara que se acerca y se aleja, tres cámaras montadas una al ladito de la otra que filman tres diferentes ángulos de profundidad focal que en postproducción se editan y se unen como si fueran una sola cámara. Pero sí, fue una experiencia muy importante para mí.

–¿Cómo manejás el dar indicaciones a actores de primera línea, con todo el ego que hay ahí en juego?

–Y… a veces vamos rotando de instructores de acuerdo a cómo se va dando la conexión, prestamos mucha atención a eso. Después hay actores que se meten de cabeza en el entrenamiento y los tenés que andar frenando, y tenés otros a los que no les interesa hacer la escena de acción, lo hacen por obligación pero no les llama la atención. Nuestro rol es crear la ilusión de que el actor hace todo.

Entonces tenemos un código de silencio, tratamos de colaborar en todo sentido con dobles, efectos visuales… La tecnología hoy en día permite incluso reemplazar la cara del doble con la cara del actor… Como a veces decimos, al público también le gusta ser engañado…

–¿Qué actores no se enganchan tanto?

–Tendría que mandar al frente a mucha gente conocida, me prendería fuego… Es gracioso porque a veces están en las entrevistas diciendo “Yo hice esto, lo otro” y vos los escuchás y pensás “Pará… yo estuve ahí y vos no hiciste eso” (risas)… Obviamente tenemos que seguir el juego porque como te digo, es una satisfacción cuando la audiencia sale satisfecha con la película.

–¿Y algún nombre de los que sí se enganchan?

–Jason Statham, a quien doblé en “Los Indestructibles”, se entusiasma y quiere hacer todo. Es muy físico, entrenó mucho tiempo, tiene mucha adaptabilidad, y es excelente haciendo esas tomas. Por una cuestión de seguro no tiene permitido hacer nada riesgoso: se dobla un tobillo y se van millones de dólares por el tiempo que se pierde. Entonces algo más que hacemos es controlar mucho la seguridad del actor, los decorados, dónde va a golpearse.

–¿Y la paga de los dobles al menos en proporción está bien?

–No hay proporción (ríe). Los dobles somos un rubro técnico, ofrecemos un servicio. Pero nos pagan muy bien, estamos regulados por un ente que estipula los sueldos y ajustes de acuerdo al riesgo. Pero obviamente no tiene relación a lo que gana un actor de primera línea…

–¿Y qué fue lo más riesgoso que hiciste?

–Muchas cosas: explosiones, correr entre tanques, el cuerpo con fuego, todas las locuras que te puedas imaginar. En el rodaje de “Los Indestructibles”, doblando a Jason Statham, me quebré dos costillas…

–¿Cómo pasó?

–Estábamos filmando una pelea entre dos actores que son luchadores de catch, dos monstruos gigantes. Yo soy anchito pero bajo, no tengo la altura que tienen esos tipos. Y viene mi coordinador y me pide doblar a uno de ellos en esa escena. Quería que yo me viera mucho más chico para que el otro pudiera revolearme por el aire… Entonces bueno, empezamos a pelear y este gigante me estrella contra un camión, me tira al piso, me da vuelta, me pega piñas, patadas… Hasta que me tiró contra una columna y giré mal y caí de lleno contra unas cajas de munición reales que tenían bordes metálicos. Me quebré dos costillas.

Justo Stallone nos estaba mirando, fumando un cigarro, y me miró como diciendo qué pasó, porque yo no tenía que estar ahí. Después obviamente Jason Statham se calentó también, pero bueno, son accidentes que pasan. Me tomé unas pastillas para el dolor, me puse el traje y seguí doblándolo en un par de escenas donde corría por escaleras, plantaba explosivos en una pared… En una de esas estaba arrastrando a un pibe que hacía de guardia al que yo le había clavado un cuchillazo, y le digo “¡Ayudame que estoy con las costillas rotas!” y me contesta “¡No puedo! ¡Estoy muerto!”.

–¿La actuación no te tienta?

–Lo hice varias veces, pero no es lo mío. Y si bien me fascina el tema de los dobles y la coreografía, que para mí es un sueño, estoy encaminado a seguir mi próximo sueño: la dirección de la segunda unidad, que es donde generalmente se delegan las escenas de acción. Ya lo hice en escala menor en Rusia, y si Dios quiere a fin de año lo voy a hacer en un proyecto muy importante en China: Peng Zhang, un mentor mío con el que trabajé muchos años, va a estar como director principal de una película que se llama “Azura” y me asignó la segunda unidad.

Es como que voy fascinado de aventura en aventura, y mientras se justifique seguir lejos de la familia lo seguiré haciendo. Pero siempre que pueda voy a volver a Mendoza porque la verdad me tiran mucho estos pagos, soy muy feliz acá.

PRÓXIMOS ESTRENOS

–¿Cómo te fue en "Kingsman: El Servicio Secreto" que se estrena en estos días?

–Estoy entusiasmado, creo que va a andar muy bien. Están Michael Caine, Samuel Jackson, Colin Firth, todo un elenco de primera que tuve la suerte de entrenar.

El director es Matthew Vaughn, el mismo de “Kickass” y “X-Men: Primera Generación”, y quedó muy contento con las escenas de acción. Ahí fui el coordinador, todo lo que son peleas con armas de fuego o de artes marciales lo diseñé yo. El desafío era entrenar al protagonista, Colin Firth…

–No tiene la pinta del típico actor de acción…

–Claro, Matthew puso el énfasis en que al mirar la película no asumas que puede hacer las cosas que hace. Y Colin se lo tomó muy en serio, hizo un laburo excelente. Matthew nos dio rienda suelta para hacer de todo junto al director de segunda unidad, Brad Allan.

Y tuvimos incluso la posibilidad creativa de incorporar gadgets, como un paraguas a prueba de balas que del otro lado tiene una pantalla digital transparente, elementos que nosotros creamos.

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