Libertad

woodyGuthrie01

 

Aterricé en el aeropuerto de Heathrow a las 18:30. Caminé por los pasillos con mi equipaje de mano, repasando en mi mente todas las imágenes que Londres había generado en mí durante muchos años. Las nuevas canciones marcaban mi pasos. Completé la tarjeta de inmigración con los datos necesarios, me sumé a la fila, esperé mi turno y me acerqué a la casilla. El oficial de inmigración me preguntó porqué viajé a Londres. -Vengo a visitar a mi amigo Juan -. ¿Porqué viaja con su guitarra, si piensa hacer turismo? – Porque soy músico, quizás toquemos o grabemos algo, es mi oficio -. ¿Entonces piensa trabajar en Londres? – No, solo grabar y conocer la ciudad, no pienso dar conciertos aquí -. El oficial llamó a otra oficial con la que pude hablar en castellano, pero cada respuesta resultó mas sospechosa para ellos. Las preguntas subieron el tono, consideraron que estaba mintiendo. Tomaron mi pasaporte, mi cuaderno de canciones y notas, me pidieron que los acompañe. El oficial, junto a otra oficial, abrieron todo mi equipaje con guantes de goma. Abrieron cada paquete, cada regalo, revolvieron la ropa, contaron mi dinero, miraron los discos, cada folleto y carpeta, se llevaron varias cosas para analizar: mi plan de gira por Alemania y un poster con Susie Asado, mi diario del trovador y mi cuaderno de canciones. Me condujeron a la oficina de inmigración, me tomaron las huellas digitales, fotografías con cuatro máquinas diferentes, y me dejaron esperando junto a otros detenidos. Retuvieron mi equipaje, me ofrecieron comida, me preguntaron si tenía alguna enfermedad y me informaron lo que ya era obvio: estaba detenido en el aeropuerto de Londres.

Una hora después regresó la segunda oficial de inmigración, la que hablaba en castellano, que estuvo a cargo de mi caso desde ese momento. Comenzó el tercer interrogatorio, primero por escrito, con las mismas preguntas de rigor y unas cuantas mas. ¿Porque quiere entrar al Reino Unido? – Porque quiero conocer la tierra de los Beatles y Oscar Wilde -. Cada respuesta fue perdiendo su gracia frente a la inquietante violencia en las preguntas de nuestra oficial. ¿Ud hace canciones? ¿Cuántas piensa grabar aquí? ¿Ya tiene algo grabado o piensa realizar todo el trabajo en el Reino Unido? ¿De qué vive en su país? ¿Porqué quiere grabar con Juan? ¿Juan tiene estudio en su casa? ¿Las canciones ya están compuestas? ¿No son solo canciones? Sin embargo en su cuaderno vemos letras de canciones. ¿Usted entiende? Firme aquí por favor.

Luego del interrogatorio me permitieron abrir mi ordenador, entrar a facebook y buscar el teléfono que Juan me había enviado, pero no pude encontrarlo. Leí los mensajes de Juan, algo preocupado por mi retraso, pero no me dejaron responder hasta unas horas mas tarde. Entonces, la curiosa oficial de inmigración quiso leer toda mis conversación con Juan, desde marzo hasta la fecha, frase por frase en el chat. Le dije que eso era ilegal, pero no pareció preocuparse. Al leer que Juan me proponía grabar en su demorado segundo disco, se ofuscó: -Ud dijo que solo grabaría a Juan en sus canciones, pero aquí Juan lo invita a grabar en su disco ¿Porqué las mentiras?

Esperé en la oficina por unas hora mas. El oficial de guardia me permitió tomar mi cuaderno y el libro sobre Patafísica de mi mochila, pero no un lápiz ni lapicera: son armas de un posible ataque. Solo entonces noté que las sillas estaban encadenadas al piso, las mesas fijas, y no había elementos peligrosos en la sala. Allí estaba con una americana desorientada y un árabe cansado de esperar, quien sabe por cuantas horas. 

Regresó mi oficial a cargo, se sentó y me informó que, junto a sus superiores, habían decidido negarme la entrada al Reino Unido. En su carpeta llevaba impresas varias páginas de Facebook y otros sitios web sobre mi y sobre Juan, mis datos personales y varias cosas mas. Me dijo que habían elaborado un informe que quedaría por 10 años en sus archivos. Me acusaron de declararme un simple turista, cuando en realidad iba a grabar con Juan en forma profesional, tanto en su álbum como en el mío. Tenía pasaje de regreso a Alemania para las 9:30 de la mañana, llevaba ya seis horas allí y era la medianoche.

Las habitaciones o celdas estaban ocupadas, por lo que podría dormir en la sala en que me encontraba, sobre las sillas, o en un diván aún vacío. Las luces altas prendidas, el árabe dormido, la americana mirando divertida algunos programas en la tv -hasta que le informaron que su entrada también era denegada, y comenzó a llorar. Guardias blancos, negros, árabes: toda raza y creencia al cuidado del Reino Unido. Un mas simpáticos -¿Gusta fútbol? ¿Boca?-, otros distantes. Todos aburridos, encerrados en una sala en la que solo el reloj indica el cambio de la noche al día, tomando café de máquina, actuando al servicio de los presos de frontera, ejerciendo la correcta amabilidad que a nadie permita decir que nos han faltado el respeto. Si necesitábamos comida, solo teníamos que acercarnos a la ventana y dar tres golpes: ellos se acercaban gustosos y serviciales. Estaba preso en el aeropuerto de Londres.

¿Cómo es posible que aún hoy una guitarra resulte peligrosa a los carceleros del mundo? ¿Temen que una canción nos vuelva millonarios y carguemos con todo su dinero? ¿Que nuestro canto atente contra sus buenas costumbres y se desmorone el reino que han unido con tanto esfuerzo? ¿Somos los trovadores esos peligrosos intérpretes de la manzana podrida que crece dentro de las sociedades? Si es así, tenemos un poder que desconocemos y ya es hora de utilizarlo.

Por la mañana me acompañó un oficial por todo el aeropuerto, pasamos los trámites con rapidez, esperamos juntos y entré al avión en primer lugar, antes que los clientes ejecutivos. Nadie dijo nada sobre mi guitarra en los maleteros, las azafatas me saludaron con su sonrisa habitual, aunque algo desconfiadas por mi aspecto criminal. El oficial me devolvió el pasaporte arriba del avión, y se despidió.

Fui detenido en el aeropuerto del Reino Unido, pero ya estoy de regreso en la amigable Berlin. Estuve incomunicado sin disponer de mi equipaje ni poder salir de una habitación por 15hs, pero soy libre. Ellos aún no pueden abandonar su puesto, allí estarán ahora investigando la web y preguntando: ¿Porqué quiere entrar al Reino Unido? ¿Tiene familia? ¿Fútbol?

ENGLISH

I landed at Heathrow airport at 6:30 p.m. I walked through the hallways with my hand luggage, reflecting all the images of London that I collected over the years. New songs marking each step. I filled out the immigration form with my travel dates, got in line, waited my turn and then approached the booth. The immigration officer asked me why I was traveling to London. “I’m here to visit my friend Juan.” “Why are you traveling with your guitar, if you are visiting as a tourist?” “Because I’m a musician and maybe we will record something, that’s what I do.” “So you are planing to work in London?” “No, just record some tracks and visit the city. I don’t have any shows planned.” The immigration officer got another immigration officer with whom I could speak Spanish, but each of my answers just made them more suspicious. They changed their tone and suggested I was lying. They took my passport, my notebook filled with lyrics and scores and asked me to follow them. The two immigration officers, wearing rubber gloves, searched all my luggage. They opened each package, each gift, turned each piece of clothing, counted my money, looked at each disk, every flyer, every folder, and took some things to be analysed further: my German tour rider, the Susie Asado tour poster, my troubadour diary and my notebook of songs. They brought me to an office, took my fingerprints, photographed me with four different cameras and left me to wait with other detainees. They held on to my luggage, offered me food, asked me if I had any diseases and informed me of the obvious: that I had been detained at the airport in London.

An hour later the second immigration officer, who had spoken Spanish to me, was assigned my case and started the third interrogation, this time in writing, starting with the previous questions and then a few more. “Why do you want to enter the United Kingdom?” “Because I want to get to know the landscape of  Oscar Wilde and the Beatles.” Every Answer lost its grace confronted by the violent manner of the questions posed by the immigration officer. “You are writing songs?” “How many are you planing to record here?” “Do you already have something recorded or are you planing to do all of the recordings in the United Kingdom?” “Since when are you living in your country?” “Why would you like to record with Juan?” “Does Juan have a studio at home?” “Have you already written the songs?” “Other kinds of compositions as well?” “We read song lyrics written in your notebook.” “Do you understand?” “Sign here, please.”

After the interrogation they let me open my laptop, get on facebook and look for the phone number that Juan had given me, but I could not find it. I saw a message from Juan, worried why I had not arrived, but they did not let me respond to it until later. And so the nosy immigration officer went on to read all the messages that Juan and I had written each other since March via the facebook chat. I said that this was illegal, but that didn’t faze him. When he read that Juan asked me to play on his second record, he was confused. “You said that you were recording your songs with Juan, but here he is inviting you to record his songs. Why are you lying?” I waited in the office for the following hours. The officer allowed me to take my notebook and a book about Pataphysics out of my backpack, but not a pen or pencil: they could be weapons used in an attack. Only then did I notice that the chairs were secured to the floor, the tables fixed, and nothing dangerous lying about the room. There was a confused American woman and an arab tired of waiting, who knows for how many hours.

The immigration officer in charge of my case returned, sat down and informed me, that just like he had suspected, my entrance to the United Kingdom had been denied. My folder contained various copies of my facebook correspondence with Juan, other things about me and Juan, personal information and miscellaneous printouts. They accused me of declaring myself a tourist when in fact I was going to work with Juan in a professional manner on his and on my album. They gave me a flight back to Germany for 9:30 in the morning. It was midnight, I had already spent six hours there.

All the rooms or rather cells were occupied, so they offered me to sleep in the waiting room on the chairs or on a couch should one be empty. The lights were glaring, the arab was sleeping, the american woman was in good spirits watching some shows on television until she was informed that her entry had been denied. She started to cry. White, black and arab guards: of all races and of the belief to protect the United Kingdom. Some are more sympathetic “Do you like soccer? Boca?” Others distant. Everyone bored, trapped in rooms where only the clocks mark the change of day to night. Drinking coffee from the machine, acting in the service of those detained at the border, implementing the proper kindness so that no one can say their encounter wasn’t respectful. If we needed food, we just had to go up to the window, knock three times and they would approach willingly and helpful. And so I was held prisoner at the London airport.

How is it possible that even today, a guitar ignites such fear in the gate keepers of the world. Fear that a song will turn us into a millionaire and that we run off with all their money?  That our singing could somehow collapse the kingdom they have used such force to keep united? Are we troubadours, dangerous interpreters of the rotten core that is growing inside of society? If so, we have a power we did not know we had. It’s time we use it.

In the morning, accompanied by an official, we made our way through the whole airport. We by-passed all the check-points speedily, waited and then boarded the plane together even before the business class passengers. No one said anything about my guitar in the overheads. The flight attendant greeted me with her usual smile, though somewhat suspicious of my criminal predicament. The officer handed me my passport and we said good bye.

I was detained at the airport of the United Kingdom, but already I’m back in friendly Berlin. I was without the ability to communicate, without access to my luggage, or the ability to leave a room for 15 hours. But I am free. They, on the other hand, are still there unable to leave their posts from where they are investigating the internet and asking questions: “Why would you like to enter the United Kingdom? Do you have a family? Soccer?”

TRANSLATE: Josepha Conrad

10 respuestas a “Libertad

  1. INCREDIBLE LO QUE VIVISTE … !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! DESDE ACÁ TE MANDO GRANDES SOPLOS Y VIENTOS CÁLIDOS DE LIBERTAD ….. PATAGONIA ARGENTINA ABRAZO INMENSO VICKY

  2. Una guitarra es más peligrosa que una metralleta. Una guitarra no está sujeta al servicio de una bandera o un credo o un idioma. Una guitarra tiene la capacidad de levantar los corazones y de aunar voluntades. Como la palabra de un hombre humilde, una guitarra es capaz de resquebrajar un imperio. Y los imperios lo saben. 🙂 Para los restos, serás postergado a la zona de incertidumbre, pero es una buena zona. Desde la oscuridad clandestina se ve mejor la podredumbre de la enorme maquinaria imperial.

  3. hace 8 meses que no veo a mi novio, porque no me dieron la visa para ir a estados unidos de donde es el. sin motivos claramente… igual por un lado mejor porque gastar toda esa fortuna y seguramente en el aeropuerto me hubieran hecho lo mismo que a vos.. BASTA DE FRONTERAS!

  4. No es la guitarra en sí, ni lo que puedas cantar o no, sino que un instrumento musical lo ven como un instrumento de trabajo. Sería lo mismo si apareciera un tipo con pinceles de todos los tamaños, o uno con una caja llena herramientas.
    Sé de un caso de un norteamericano que llevaba unas marionetas y lo rebotaron porque iba a dar unos seminarios.
    No te sientas que te discriminaron por algo en particular, tuviste la mala suerte de responder algunas preguntas diferente a lo que ellos esperaban, y diferente a lo que eran tus conversaciones en FB.
    Los de migraciones tienen que hacer cumplir la ley que dice que nadie puede trabajar en el Reino Unido si no tiene permiso, y lamentablemente sospecharon que vos ibas a hacer eso.
    Saludos!

  5. Me da ternura la liviandad con la que escribis «¿Temen que una canción nos vuelva millonarios y carguemos con todo su dinero?».
    No se trata de eso, estimo que lo sabes… y tu frase intenta exagerar y sacar de contexto una situación que es correcta y logica. En Inglaterra para hacer lo que vos ibas a hacer necesitas una autorizacion. No la pediste ni la tenias, quizas no sabias que la necesitabas… pero tiraste dolobu en la entrada, te agarraron y te volvieron.
    Es una situación re incomoda y fea, si, pero los tipos cumplen con su laburo, aplican la ley y te tratan correctamente, como bien lo describís vos.
    Esta OK lo que hicieron, el resto es solo una persona frustrada por una situacion escribiendo en un blog.
    Saludos

  6. Yo no creo que esté OK lo que hicieron, me parece absurdo, el mundo está rebosante de absurdos.
    Yo les hubiera dicho que iba a trabajar al «Ministery of Silly Walks» de los Monty Python, para perfeccionar mi caminar tonto, bien coherente con la situación.

  7. Prólogo, por Ray Bradbury
    Sería el año 1950 aquel día en que un amigo y yo salimos a cenar. Algo más tarde, esa misma noche, íbamos andando por la avenida Wilshire cuando a nuestra altura se detuvo un coche patrulla del que se bajó un agente para preguntarnos qué estábamos haciendo.

    -Poner un pie delante del otro -le contesté no muy solícito.

    El policía siguió interrogándonos, nos preguntó por qué íbamos de peatones, como si el hecho de dar un paseo nocturno nos acercase peligrosamente al límite de la ley. Airado, volví a casa y me puse a escribir un relato titulado «El peatón».

  8. Quiero contestarle al amigo tolo alvin, te pregunto lo siguiente si el amigo pablo no hubiese llevado su guitarra que hubiese ocurrido ??
    Siento que pablo fue victima de el prejuicio y de leyes perversas, no me parece que este bien lo que hicieron flaco.

Deja un comentario