Hoy en día está en boca de mucha gente un tema no exento de polémica, la técnica de fracturación hidráulica o «fracking«. Consiste en perforar en el subsuelo un pozo vertical hasta más de 2.500 metros para luego continuar perforando horizontalmente otro pozo hasta una distancia de entre 1.000 a 3.000 metros. Una vez hechos ambos pozos, se inyecta agua a presión mezclada con arena, materiales químicos y apuntalantes con el fin de ampliar las fracturas existentes en el sustrato que encierra el gas o el petróleo y favorecer así su salida hacia la superficie. Esta técnica se ha popularizado mucho por Estados Unidos y no faltan partidarios y detractores. Quienes están a favor argumentan los beneficios económicos que se pueden conseguir con dichas cantidades de hidrocarburos, previamente inaccesibles, como consecuencia de utilizar esta técnica (poderoso caballero es Don Dinero, reza el refranero español…), y los que se oponen argumentan principalmente la elevada utilización de agua, la contaminación de acuíferos y el incremento de la actividad sísmica.

Pese a lo moderna que pueda parecer esta técnica, lo cierto es que no es nada nueva. Siglos atrás, se llamaba «ruina montium» y era utilizada por los romanos para obtener aurum, argentum y ferrum (oro, plata y hierro). Puestos a comparar, la «ruina montium» utilizada por los romanos era una especie de «fracking sin contemplaciones«: localizado el yacimiento, el principal objetivo era la obtención de los preciados metales de la manera más rápida posible. Nada importaba a los romanos el impacto ambiental o los temblores, eso era cosa de alienígenas -por cierto, del latín alienus, de otro, y el sufijo gen, origen, «de otra tierra«-. Los emperadores de la época querían llenarse los bolsillos para sufragar gastos y no podían esperar a la obtención de los preciados minerales por el sistema tradicional de las minas. La principal prueba de la utilización de esta técnica en España la encontramos en la comarca leonesa de El Bierzo, en las Médulas (Metulae en la Hispania romana). Referente a la utilización de la técnica «ruina montiun» o «derrumbe de montes», el historiador romano Plinio el Viejo escribió:

Es menos temerario buscar perlas y púrpura en el fondo del mar que sacar oro de estas tierras.

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La explotación de esta zona minera se llevó a cabo desde el 26 a.C., cuando el emperador Octavio Augusto necesitó fondos para su campaña contra las tribus del norte de la Península Ibérica. Esta peligrosa técnica consistía en socavar varios túneles (no como en el fracking que son dos) y luego hacer correr por ellos fuertes caudales de agua, provocando el desplome inmediato de la tierra, acción en la que a menudo perdían la vida muchos mineros. Como dato interesante, el actual paisaje de Las Médulas es la consecuencia de la extracción de unas 1.500 toneladas de oro…

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Colaboración de Pedro Sanmartín Imagen: Fotonatura, 2,